Poliamor a la antigua
Presley es una cirujana de la pareja con la más alta cualificación
En el fondo, Isabel Presley es una clásica. A su manera, despidió a Vargas Llosa con un actualizado «devuélveme el rosario de mi madre», según ... se lee en sus memorias recién publicadas. En su caso fue un «manda a alguien a recoger todas tus cosas», pero en realidad le estaba mandando a paseo con un intercambio de objetos propios abandonados en casa del otro que nunca más iba a ser su casa.
Admito que prefiero lo del rosario, ¡de aquí a Lima! Nunca mejor dicho. Y no por clasicismo sino porque el rosario de una madre tiene una fuerza moral que no tienen los trastos de un señoritingo afincado en Villa Porcelanosa. El rosario de una madre es un objeto precioso, lleno de historia y de memoria. Su valor no reside en el material del que está hecho, aunque sean cuentas de coral o pétalos de rosa. La prueba es que tiene el mismo valor siendo austero y conventual, de madera e hilo, por tratarse de un instrumento de espiritualidad cotidiana que sus manos repasaron una y otra vez; que quizás besaba al terminar de rezar y que siempre se quedaba en su mesilla de noche.
El rosario de una madre devota es su encarnación y su presencia, de ahí que, antiguamente, fuera tan importante en las rupturas. «Devuélveme el rosario de mi madre y quédate con todo lo demás/ lo tuyo te lo envío cualquier tarde, no quiero que me veas nunca más», cantaba María Dolores Pradera a un amor terminado, en una versión educada y modosa del «Se acabó» de María Jiménez. Lo que ambas tienen en común es su forma de cortar con la pareja. En este último caso, tras la mala vida que le dio el marido; en el de Pradera, con más sutileza, pero con la misma determinación de poner punto final a una relación desafortunada. Lo único que pretende salvar de sus cosas es el rosario de la madre, seguramente, lo único que tenía verdadero valor sentimental. En las cosas de él, no hay nada que le interese pero, en ese punto, Presley no pierde ni el tiempo de las personas a su servicio. Nada de mandárselo «cualquier tarde». Si le interesa recuperarlas, que envíe él a alguien para recogerlas.
Presley es una cirujana de la pareja con la más alta cualificación. De las que operan en remoto, con el paciente despierto y hasta con el uso de los robots más actualizados y sofisticados. Una fuera de serie. Pero, aun con todo, es una clásica que ha vivido el poliamor a la antigua. Concatenados, no simultáneos. Y apoyada siempre en la familia aunque esté hecha con retales de varios matrimonios. Es el vínculo materno-filial que permanece surfeando por encima de las olas de Cupido.
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