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Urgente Una placa pesada cae sobre tres trabajadores de una industria en Torrent

Mirar directamente, sin filtros, sin cámaras ni móviles, sin nada que se cuele entre la escena y los ojos de quien observa es un acto ... de subversión. Lo comprendí hace años durante una audiencia del Papa. Él recorría en el papamóvil los pasillos que organizan a los fieles en San Pedro y decenas de brazos con teléfonos o tabletas se alzaban a su paso. Solo alguna monjita mayor o algún religioso lo saludaba o se santiguaba al verlo. Yo prefería no sacar el móvil y simplemente vivir el momento y entonces, supongo que por la costumbre de encontrarse con otro rostro humano y no el objetivo de una cámara, me miró, sonrió y me bendijo. Es cierto que no tengo el testimonio gráfico que avale la anécdota, pero no lo necesito. Solo es imprescindible para decir «yo estuve allí» que es justo lo que hacemos todos desde hace años siempre que nos hallamos frente a un gran evento con el teléfono en la mano. Nos empeñamos en inmortalizarlo y terminamos por verlo solo a través de la cámara del móvil.

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