Un infiel en su empresa
Al final, la que ha salido ganando es la empresa. Me refiero a la compañía en la que trabajaban los dos directivos pillados juntos y ... acaramelados en un concierto de Coldplay. Acaramelados el uno con la otra teniendo pareja ambos. Fue esa imagen que ha dado la vuelta al mundo en la que una 'kiss cam', la cámara que 'barre' las gradas durante un partido o un concierto y muestra a dos personas con el fin de que se besen ante todo el mundo, los mostró abrazados. En el caso que nos ocupa fue, literalmente, ante todo el mundo. El planeta entero lo vio cuando el vídeo se hizo viral porque ella se fue corriendo y él se escondió de la cámara mientras el cantante bromeaba con que su actitud solo tenía dos explicaciones posibles: o eran tímidos o estaban liados. Resultó ser lo segundo. A los pocos días supimos que ella, directora de Recursos Humanos, había dejado la empresa y él, el CEO, había sido relevado de su puesto. En definitiva, la peor parada ha sido ella. ¿Por qué no me sorprende? Y la mejor, la empresa, pues ha aprovechado el tirón para hacerse publicidad a nivel global. Una campaña que nunca hubiera podido pagar. Sin embargo, ahora, ha pedido a la actriz Gwyneth Paltrow, ex mujer del cantante de Coldplay, que protagonizara un vídeo simpático haciendo de portavoz provisional de la empresa para responder al interés generado en torno a ella. En sus palabras, se congratula de que la compañía haya ganado tanta popularidad desde el suceso e invita a todo el mundo a probar sus servicios.
Como estrategia de marketing, está muy bien pensada porque no es fácil volver a tener el mismo nivel de interés que durante estos días por parte de mucha gente ajena a la empresa. Sin embargo, que el resultado sea el despido de ella, el mantenimiento de él en la compañía y un incremento de beneficios para la empresa da mucho que pensar. Sin duda, el comportamiento de los implicados es difícilmente defendible por la infidelidad y la exhibición innecesaria del engaño, pero también por la torpeza de la escena. Si hubieran seguido abrazados, se hubiera enterado el público del estadio, pero no el mundo entero. En cualquier caso, parece extremadamente imprudente comportarse como pareja en público sin medir las consecuencias. Nada de eso importa a la empresa, que va a rentabilizar el momento, aunque haya prescindido de los dos directivos en sus puestos amparándose en los valores que defiende. Valores que quedan aparcados con la publicidad que ahora se encuentra. Para eso, no hay valores que defender excepto que el negocio es el negocio.
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