Foto con lavanda
Cualquier lugar es capaz de llenarse de instagramers
Si conoce un rincón bucólico al que le gusta ir porque permanece virgen y tiene encanto, no se lo diga a nadie. Como lo cuente, ... anime a los amigos a visitarlo o, no digamos, lo hace público en las redes sociales, se llenará de gente y acabará renegando de él.
Es lo que están pensando en Brihuega, el pueblo de Guadalajara que durante los últimos fines de semana está colapsado por la atracción que generan sus campos de lavanda entre nacionales y extranjeros. Y no es solo que mucha gente tenga interés en visitarlos y disfrutar del aroma y del paisaje, como antaño. El riesgo contemporáneo va más allá de ser un destino popular. En tiempos de redes sociales, cualquier lugar es capaz de llenarse de instagramers como un caramelo al alcance de las hormigas. Por miles. Y todos para buscar exactamente lo mismo en el mismo punto y a la misma hora, si puede ser. La foto ideal. Da igual el tipo de espacio de que se trate: puede ser un paisaje, una pose repetida, el recuerdo de una imagen cinematográfica o un «marco incomparable» que haga rabiar de envidia a todos los seguidores.
El impacto de los buscadores de fotos es tal que algunos han conseguido convertir lugares poco frecuentados en destinos turísticos masivos, con tal de obtener esa imagen deseada, como el atardecer en la Albufera. El problema es que, en ocasiones, la diferencia entre lo conocido en la cuenta de un famoso influencer y lo vivido en primera persona es abismal. Y lo es, además, por el efecto incómodo de miles de ellos haciéndose fotos en el mismo sitio.
Lo comprobé el año pasado en Edimburgo cuando, paseando por las calles, me topé con la más icónica, a juzgar por los comentarios posteriores. No era la Royal Mille (Milla Real) como contaban los relatos históricos sobre la capital de Escocia y que, en tiempos, era el centro de la ciudad porque conducía al castillo, sino otra mucho más 'instangrameable', es decir, la más codiciada para ser fotografiada y decir «yo estuve ahí». Es Victoria Street, una calle en curva con fachadas de colores que, al parecer, está relacionada con las andanzas de Harry Potter en el proceso de inspiración de J.K. Rowling. No era fácil pasar por allí ni hacer una foto sin que apareciera alguien. Y no alguien caminando o saliendo de una tienda, que da vida a la imagen, sino alguien posando de forma cursi o estúpida. Cualquiera que haya intentado fotografiar la Torre de Pisa sabe a lo que me refiero. Pues estos días, los campos de lavanda de Brihuega están así. A la caza del póster perfecto a costa de la belleza del campo en sí mismo.
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