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Arsénico por diversión

Un Dalai Lama chino

María José Pou

Valencia

Jueves, 3 de julio 2025, 23:13

Hubo un tiempo en que la revolución se hacía exclamando en la calle aquello de «prohibido prohibir», el más famoso grafiti de mayo del 68. ... En el París de las utopías algunos llegaron a creer que era posible promover la libertad prohibiendo las prohibiciones. Las de la derecha, se entiende, porque ese mismo lema es una incoherencia: no se puede luchar contra la constricción de las prohibiciones con otra de ellas. Cosas de la izquierda que solo ve bien lo que promueve y mal lo que prohíbe. Y, a diferencia de la derecha, tiende a inmiscuirse en la vida privada. No hay más que ver las normas sobre Consumo del exministro Garzón contra el azúcar o las grasas, y del actual, Urtasun, contra las tasas de las compañías aéreas o los museos que exponen los logros culturales de otros. Ese querer erigirse en norma moral para todos lo lleva al paroxismo el totalitarismo comunista, y lo estamos viendo ahora que China se ha posicionado contra la reencarnación del Dalai Lama.

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