Los ángeles de Sánchez
Por un momento creí que era la vicepresidenta María Jesús Montero o quizás Leire Díez, la 'fontanera' del PSOE. Pero no, era una espontánea la ... que al final de la rueda de prensa de Pedro Sánchez en la cumbre de la OTAN gritó: «¡Pedro Sánchez no te rindas, te queremos!». Y no pude por más que preguntarme ¿qué hace una seguidora entusiasta, coleccionista de selfies con Sánchez, en una rueda de prensa? ¿Pues no dicen que es periodista? ¿Periodista, dice usted? Freelance se define ella, o sea, autónoma que vende sus trabajos a quien quiera comprarlos. Entre Leire y ésta, hay que ver las periodistas que rodean al presidente. Son los ángeles de Sánchez. Una se llama periodista y se dedica, presuntamente, a extorsionar. Y la otra asiste a ruedas de prensa como clac del presidente. Y sin «presunta» que valga, que todos pudimos escuchar el grito de ánimo, impropio del lugar, del contexto y de los compañeros. Qué vergüencita ajena, por Dios.
Mientras tanto, alrededor, decenas de profesionales que han sufrido las iras, los menosprecios y hasta las amenazas veladas del gobierno por ser críticos con él desde que en pandemia se propuso laminar al informador incómodo, asistiendo atónitos al espectáculo de una devota que presume de pisotear la distancia exigida a quienes nos cuentan lo sucedido. «Que tu lector no sepa si eres blanco o negro», decía un director de periódico norteamericano a los aprendices de periodistas cuando tenían que hacer un reportaje sobre el racismo en Estados Unidos en los 60. Todo aquello quedó en el baúl de los recuerdos, al parecer, para algunas periodistas que rodean al presidente. Ni Leire trabajaba por el interés general, que se sepa, ni la animadora freelance del otro día tuvo remilgos en evidenciar con quién está.
Dicen que se llama Paulina Kuwatu, es de origen indonesio, y lleva 15 selfies con Sánchez. Es una 'grupi', como llaman a los seguidores enfervorizados de cantantes y artistas. Esos que siguen a su ídolo por todo el mundo, de gira en gira, coleccionan sus recuerdos y suspiran cuando el personaje les dedica una sonrisa o un choque de manos desde el escenario. O sea, nada que ver con los periodistas que llenaban la sala de prensa de La Haya. ¿Se referirá a eso el gobierno cuando se queja de los «pseudomedios»? No parece que le moleste la presencia de Paulina, a pesar del dudoso nivel de su periodismo. En cambio, sí se inquieta con otros de solvencia contrastada que son acusados continuamente de ser poco profesionales. En la Moncloa, «periodismo» es esa actividad de la que usted me habla.
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