Desde La Mareta
Al principio no entendí muy bien por qué se quejaron cuando Feijóo dijo que las vacaciones estaban sobrevaloradas. No estando cuestionadas, me pareció una simple ... broma inoportuna por parte del líder popular, justo cuando la mayoría de españoles empezaban o terminaban las suyas después de todo un año trabajando. Si hay algo que a los españoles no nos pueden quitar son las vacaciones y fiestas de guardar. ¿Se acuerda de aquella propuesta de Rajoy de suprimir los puentes? Nunca más se supo y no hay partido que lo lleve en su programa. Por tanto, bromear con el estajanovismo no es gracioso; si hay un derecho consolidado en nuestro país es el del descanso. Nadie lo cuestiona.
Por eso no di importancia a la broma de las vacaciones hasta que he visto lo seriamente que se las toma el gobierno. Tan en serio que Sánchez no ha cancelado las suyas a pesar de tener una tragedia enorme en su país. Se limita a pasar el día en zona devastada y volver a casa para cenar. En nuestro vecino Portugal, sin embargo, tanto el presidente como el primer ministro (de derechas, por cierto) cancelaron sus vacaciones en cuanto tuvieron que activar el mecanismo europeo de protección civil y, lo que es más importante, en cuanto hubo la primera víctima de los incendios. Allí se ha quemado la mitad de superficie que en España este verano, pero sus máximos dirigentes dieron por terminado su descanso. Seguir en la playa cuando miles de españoles necesitan respuestas, ayuda y seguridad para el futuro ante un riesgo constante y en aumento, no será ilegal ni inmoral pero es feo. Sobre todo porque da la sensación de que a Sánchez no le angustia lo que pasa si perjudica al oponente y las catástrofes son una buena baza para dañar el poder autonómico en manos del PP. Lo vimos en Valencia y lo estamos constatando de nuevo este verano.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión