Seguidores de Apicio

Mª ÁNGELES ARAZO

Domingo, 26 de octubre 2025, 00:04

Ahora que proliferan los concursos de gastronomía en la TV que después se traducen en innumerables libros de cocina especializada, igual para enamorar garantizando revolcón, ... como para satisfacer el estómago por pocos euros; presentando un original plato se impone el recuerdo de Apicio, al que se le atribuye un libro de recetas llamado 'De re coquinaria', que es uno de los primeros recetarios conocidos en la historia de Occidente. Aunque vivió en el siglo I, la obra se compiló después, posiblemente en el siglo IV, a partir de sus enseñanzas y de recetas romanas y griegas.

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Séneca comenta que fue muy imitado y formó una secta denominada «los apicianos», porque se entregaban al placer de la mesa sin límites y sin temor a comer todas las viandas procedentes de la tierra o del mar.

Marco Gavio Apicio, conocido por su lujoso estilo de vida, tuvo la idea de engordar a los cerdos con higos secos y les daba de beber vino mezclado con miel; los cerdos le seguían ante el goloso alimento, pero Apicio sabía elegirlos para matarles por sorpresa, ya que había comprobado que tras el deceso rápido, el hígado extirpado se encontraba más exquisito.

Usaba especias e hierbas aromáticas; también cebolla, coriantro, pimienta, eneldo, mejorana, enebro y, por supuesto, el garum, ese liquamen conseguido con las entrañas de diversos pescados, que se ponían en salmuera y se dejaban fermentar.

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Al romano Apicio se debe una salsa con los hígados de los salmonetes que todavía se elabora. El pescado era su materia preferida, aunque exaltaba las ubres y las vulvas de la cerda virgen; aunque nos extrañe, la tetina aun se valora en algunas regiones italianas.

Pueblos hermanos, hasta no hace más de dos décadas, aquí se disputaban por coger la cresta de un pollo; la cresta jugosa y erguida, en el centro de la paella, a la que atribuía poder afrodisiaco. Cómo no; el poder más buscado a lo largo de los siglos.

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