Los frutos del árbol envenenado
JUANJO BRAULIO
Sábado, 21 de junio 2025, 23:32
En 1920, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos anuló la condena que, por varios delitos fiscales, se había impuesto al propietario de la empresa ... Silverthorne Lumber & Co. La razón para ello es que los agentes federales habían incautado documentación de la compañía mediante un allanamiento ilegal. Aunque aquellos papeles probaban que se habían producido hechos delictivos, para su obtención se habían violado los derechos constitucionales del acusado, y en concreto, la Cuarta Enmienda.
Esta sentencia es famosa porque fue la que instauró la doctrina del fruto del árbol envenenado, una metáfora concebida por el juez federal Oliver Wendell Holmes que explica que hay que desestimar cualquier medio probatorio obtenido por vías ilegítimas. Este precepto fue incluido en el ordenamiento jurídico español por el Tribunal Constitucional en una sentencia de 1984 -cuando no estaba Conde-Pumpido y aún no se dedicaba a retorcer el Derecho para indultar por encargo del Gobierno a delincuentes como Chaves, Griñán, Junqueras, Puigdemont y compañía-.
De todo lo que le está cayendo encima a Pedro Sánchez debido a las fechorías de Ábalos, Koldo García, Santos Cerdán, Leire Díaz, su hermano David, su esposa Begoña et alii (me disculparán el latinajo, pero como estamos metidos en harina jurídica...), el pucherazo organizado por Cerdán en las primarias del PSOE de 2014 parece cosa menor e incluso el propio presidente se aprestó a recordar que en aquel proceso ganó a Eduardo Madina por 17.000 votos. Dos años después, en 2016, seguidores de Sánchez intentaron repetir la jugada en el Comité Federal con una urna llena de votos a favor de celebrar un congreso exprés escondida tras un biombo, pero fueron descubiertos. Sánchez dimitió y empezó la aventura del Peugeot que nos ha traído hasta aquí.
¿Hubo sólo dos votos falsos en una agrupación socialista de Navarra? En realidad, el número no tiene importancia pues uno solo sirve para invalidar todo el proceso y su resultado. Incluso el mero intento de hacerlo tendría que haber sido suficiente para que la carrera política de Sánchez hubiera terminado en aquel momento. Visto lo visto, creo que él mismo también lo sabía y de ahí que, por temeridad o desfachatez, decidiera juntarse con tan peligrosos compañeros de un viaje que le está llevando al sumidero de la Historia.
Esos dos votos fueron las semillas de las que germinaron el árbol envenenado del sanchismo. Y, siguiendo la doctrina del juez Wendell Holmes aplicada a la política, sus ramas han producido frutos emponzoñados madurados desde la ilegitimidad. Suya fue la decisión -y de Santos Cerdán las maniobras e intrigas para que se hiciera realidad- de que la ministra Diana Morant se hiciera 'manu militari' (otro latinajo) con la secretaría general del PSPV-PSOE. Suya fue la orden de que Pilar Bernabé fuera nombrada delegada de un Gobierno presuntamente corrupto. Y así podría seguir con muchos de los que, hoy, mandan en la federación socialista valenciana y en los cargos públicos que ocupan.
Más bien casi todos.
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