Francisco pudo ser del Valencia

Tras una recepción formal y entre discursos, pasamos en fila india (india como las periferias) al saludo personal con Francisco, quien, con su habitual carisma de bondad y cercanía, aceptaba el respeto y el cariño que él mismo profesaba a cualquiera que se le acercaba.

Llegó el momento y mientras me aproximaba a donde él en pie nos recibía pensé que podía estar cansado de tanto tan serio y aburrido quien no se cansaba de acoger, incluso con buena cara.

Al llegar a su presencia, con humildad y una pizca de atrevimiento, le dije: «Santidad, quiero que sepa que soy del Valencia, pero mi segundo equipo es el San Lorenzo de Almagro». Su risa, nuestra común carcajada, fue tal, que impulsó a la Guardia Suiza de seguridad a acercarse y bloquearme sin compasión. Se dio cuenta y les pidió que me dejaran, sin enviarme a las catacumbas.

En su respuesta solamente percibí que me decía «yo también» entre risas, pero me quedó la duda de si quiso decirme que era también del Valencia y del San Lorenzo de Almagro o viceversa. En secreto, pienso que Francisco pudo ser del Valencia, aunque solo había confesado ser del San Lorenzo cuando vivía en Argentina.

La calidad de la persona que hasta el lunes dirigía la iglesia católica y hoy ya se ha asomado al sepulcro vacío para resucitar con Jesús, no ofrece duda. Saliendo con Mabel, mi mujer y compañera de vida, del lugar donde nos había recibido, nos acercamos a una de las personas que con levita atendía a las audiencias, y de camino hacia la puerta le preguntamos: «Desde que atiende usted a los Papas ¿cuál sería la diferencia entre ellos?».

Con una sonrisa y sin dudarlo, nos respondió: «Llevo casi 50 años atendiéndoles en sus audiencias particulares, pero el único que conoce el nombre de mi mujer y de mis hijos y me pregunta por ellos ha sido Francisco».

Nunca lo había contado... Tengo la duda de si en el Paraíso seguirá siendo del Valencia, pero no tengo ninguna de que su cercanía y caricias las seguiremos sintiendo y hoy seguirán llorando conmigo, no sé muy bien si de tristeza o de resurrección.