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Diario de un paseante

¿Qué hora es el mediodía?

Jorge Alacid

Valencia

Jueves, 17 de abril 2025, 00:07

La siempre inolvidable Maggie Smith se hacía una curiosa pregunta en la primera temporada de 'Downton Abbey': qué es un fin de semana. Es la ... clase de duda que sólo puede asaltar a quienes, como era su aristocrático caso, piensan que todos los días es domingo. Domingo por la mañana, más en concreto. Un suerte de paraíso donde el tiempo siempre es tiempo libre, para envidia de los demás mortales (es mi caso: yo confieso), que debemos consolarnos con desvelar otro enigma al respecto. Menor. Muy valenciano. Qué es el mediodía. A qué hora dan las doce en Valencia.

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La pregunta no es ociosa. Recién aterrizado a esta orilla del Mediterráneo, un amigo me citó a esa hora (el mediodía de toda la vida) en Mercado Colón. Yo acudí en punto, a las doce (también de toda la vida): la hora del Ángelus. Esperé. Largo rato después llegó al fin mi cita, luego de excusar por teléfono su tardanza, que para él no lo era. Trató en vano de explicarme por qué el mediodía valenciano es un criterio móvil, ajustable (según su tesis) a la hora en qué suene el despertador. Su teoría, compartida por bastantes de sus convecinos, consiste en tomar el mediodía como un difuso punto del reloj que oscila entre la una y las dos de la tarde: queda por lo tanto más cerca del aperitivo que del almuerzo, para quien lleve situado el minutero a la altura del estómago. Fue lo que nosotros hicimos: tomarnos el vermú y quedarnos atrapados en una de mis tertulias favoritas, las que no conducen a nada. Yo alegaba que de acuerdo con ese principio del mediodía mutante, tampoco la medianoche visita Valencia al mismo tiempo que al resto del mundo, tesis con la cual coincidió mi contertulio: de ahí extrajo la conclusión de que triunfara entre nosotros el fenómeno llamado ruta del bakalao, consistente en estirar la madrugada hasta que amanece, no sin dopaje. Sus fans quedan absueltos para la posteridad: en realidad, no trasnochaban. Volvían a casa a la hora de su propia medianoche: fueron en realidad cenicientas de discoteca.

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