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30 años llenos de sentido

Fundación por la Justicia celebra 30 años promoviendo derechos, construyendo oportunidades

JOANNA GIMÉNEZ I GARCIA, DIRECTORA DE COMUNICACIÓN DE FUNDACIÓN POR LA JUSTICIA

Domingo, 15 de junio 2025, 23:54

Medir 30 años únicamente en términos de duración sería un error. El tiempo se limita a avanzar impasible y ajeno. Se escurre, como diría Milan Kundera, con insoportable levedad. En sí mismo, carece de significado. Somos nosotros quienes debemos dotarlo de sentido, de peso. Por eso, no se trata de contar años, sino de reconocer el compromiso que ha llenado su paso de sentido. Y esta reflexión nos invita a preguntarnos ¿qué hemos hecho en el transcurso de tres décadas en Fundación por la Justicia? ¿De qué hablamos, en realidad, cuando hablamos de justicia?

La idea de justicia ha sido un pilar transversal que nos ha acompañado en la construcción de las civilizaciones. Permitidme echar un momento la vista atrás. Muy atrás. Concretamente al corazón del antiguo Egipto, donde ya existía una poderosa idea de justicia: la diosa Maat. Representaba la verdad, la armonía y el equilibrio universal. Maat no era solo una virtud individual: sino el orden que sostenía el universo. Sin ella, todo se desmoronaría. Con su pluma, se pesaban las almas de los muertos. Si el alma era más ligera que la pluma significaba que había vivido con justicia y merecía la vida eterna. Si no, era devorada por Ammit.

Más tarde, en la época de Aristóteles, los griegos reflexionaron profundamente sobre el significado de justicia como un principio fundamental. Tanto, que sostenía la vida en común, la base misma de la polis. En los mercados griegos, la justicia tenía rostro: la diosa Temis, símbolo del equilibrio. Representaba la necesidad de repartir de forma justa. En sus brazos sostenía una balanza. Cuando se igualaba, había justicia.

En todas las civilizaciones, la justicia no se ha limitado a ser una norma, sino una forma de construir sociedades.

En la civilización actual, esta concepción de la justicia, se terminaría materializando un 10 de diciembre de 1948. Concretamente nos referimos a la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Este documento, que recoge en sus 30 artículos los derechos humanos considerados básicos e inviolables, sería un faro que guiaría a las naciones en su intento de reconstruir la dignidad humana tras el horror de dos guerras mundiales. La Declaración no solo marcó un hito jurídico, sino también ético. Afirmaba que, por el simple hecho de existir, toda persona tiene derecho a vivir con dignidad, a expresarse, a ser protegida frente al abuso, a participar en la vida pública y a aspirar a una existencia libre de miedo y vulneraciones.

Sin embargo, aquel compromiso, nacido en papel, no se traduce de forma automática en la realidad. Si no hay estructuras, voluntades y políticas que lo accionen, se queda en papel mojado. Aquí es donde entra la responsabilidad colectiva de los Estados, de la ciudadanía y de las organizaciones.

Fundación por la Justicia entiende que la justicia social es el camino, y que la defensa de los derechos humanos es una herramienta poderosa para construir un mundo más justo. Con esta convicción, hemos recorrido un camino lleno de aprendizajes y de vínculos que han dejado huella. Durante estas tres décadas, en Fundación por la Justicia hemos promovido los derechos humanos como el motor para construir oportunidades y fomentar la equidad. Lo hemos hecho trabajando con infancia, familias, mujeres, personas privadas de libertad, activistas, comunidades interculturales y jóvenes, entre otras. Apostando por la educación, la acción social, la sensibilización y la cooperación como herramientas para sembrar justicia en lo global, sin dejar de pensar en lo local. Nuestra red de voluntariado y alianzas ha sido clave para llegar más lejos. Y nuestros principios de innovación, transparencia, sensibilidad y compromiso, nos han guiado en cada paso.

Hoy, 16 de junio de 2025, celebramos 30 años de llenar de sentido el paso del tiempo. Queremos mirar atrás, para agradecer. Pero sobre todo queremos mirar adelante para construir desde la crítica y el ideal social. Porque la justicia, como el sentido del tiempo, no viene dada. Se construye día a día fruto de la voluntad de mejora. Es la mayor expresión de una colectividad comprometida. Y también, su mayor desafío. Pese a todo, seguimos convencidos de que merece la pena apostar por un mundo más justo. ¿Y tú?

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