Siempre hemos defendido que la gestión de la dana tiene sus tiempos. Y que esos plazos no los debían marcar los intereses políticos de cada ... partido, sino las prioridades de las víctimas. Sus urgencias. Casi cuatro meses después, es el momento de dar paso a la investigación judicial de lo ocurrido. Que será, pese a los espurios malabarismos de unos y otros para evitar contestar a los requerimientos de la jueza, la que acabe esclareciendo las responsabilidades que cada uno tuvo durante el episodio de la dana. Las judiciales -claro-, no las morales y políticas, que se dirimirán en las urnas. La Justicia toma ahora las riendas del terrible episodio y aglutina los focos mediáticos. Como debe ser. Aunque, ni eso, ni el fango político, debe desviarnos de la realidad que se sigue viviendo en las zonas afectadas y de las miles de historias dramáticas que continúan aflorando. Las víctimas siguen necesitando ayuda, deben tener Justicia y merecen respeto de esos políticos que siguen jugueteando con la tragedia. De un sorbo y sin azucarillo.
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