Urgente El Gordo de La Primitiva de este domingo deja 156.136,28 euros a un único acertante

La teoría del relato

Cuando la ficción reemplaza a la realidad, el cesarismo se impone a la ética discursiva y el relato sustituye a la razón, el papel del guionista deviene deshonesto y falaz.

JAVIER DOMÍNGUEZ RODRIGO | ARQUITECTO

Viernes, 17 de octubre 2025, 23:28

Durante la última década la sociedad española ha asistido al triunfo imparable del wokismo, la demagogia, el engaño, la posverdad. Impermeables a las certezas, para ... los partidos, lo importante es escribir e imponer el relato y sus mantras -la «fachosfera», «los malos»...- repitiéndolos una y otra vez hasta la saciedad.

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Poco o nada importa la verdad objetiva. Se imponen el hackeo cognitivo encubierto, el recurso permanente al insulto, la calumnia y el desprestigio del rival como parte de los mecanismos de manipulación que explican la espiral de radicalización que vive el país.

Los profesionales de la mercadotecnia y la comunicación política perfeccionan las herramientas de la propaganda («fact-checking»...), el uso de diferentes técnicas de control del pensamiento («fake news, framing, deepfake»...) y del comportamiento de los ciudadanos («Nudge Theory»...) para adoctrinarlos y subyugarlos sicológicamente.

El oportunismo y la demagogia se convierten en protagonistas del relato populista

Se ha olvidado la parresia (hablar con libertad), en cuanto actitud ética ligada a la verdad, que definiera Michel Foucault como útil y necesaria, al primar el bien común frente a la desinformación, la mentira y la manipulación.

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La relación entre la narrativa y la sociedad, el estudio de cómo la primera ayuda a construir, modificar y definir las estructuras de la segunda, encuentra en el pensador austriaco Teun A. van Dijk -'Discurso y poder', 'La noticia como discurso'...- a uno de los expertos más influyentes sobre el papel del lenguaje en las ciencias sociales.

La teoría del discurso, del marxismo al posestructuralismo y más allá de presupuestos filosóficos (Gramsci, Althusser, Derrida...), metodológicos o lingüísticos (Saussure...) trata de aportar hábitos empíricos al análisis de los procesos históricos, de los hechos culturales, de los cambios de mentalidad...

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En el ámbito del derecho, el jurista alemán Robert Alexy -'La teoría de la argumentación jurídica' (1978)-, defensor a ultranza de la ponderación, desarrolla criterios basados en la ética discursiva que justifican la racionalidad de las normas y la reducción de la discrecionalidad en las decisiones judiciales.

Valencia tiene el privilegio de contar con un referente excepcional en la materia. Adela Cortina Orts, catedrática de Filosofía Moral, ha dedicado su magisterio a la ética del discurso y sobre todo a la aplicada, como base de una moral cívica universal, propia del pluralismo ideológico y multicultural de un mundo globalizado.

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El éxito de la cultura de la cancelación, de la economía conductual y la posverdad, en estos últimos tiempos, radica en su fácil consumo popular. De ahí la oleada de relatos falsos sobre la situación del empleo, las finanzas públicas, la corrupción, la inmigración, el caos autonómico, los incendios, el círculo íntimo del Presidente, los conflictos internacionales (Ucrania, Gaza...)... frente a los hechos contrastados y verificables.

Los gobiernos tratan así de evitar rendir cuentas ante sus conciudadanos, estableciendo con ellos un único vínculo basado en la desinformación sistémica y la propaganda. Un ejemplo es la construcción histórica de los antagonismos sociales, fabricando «al enemigo» y «al otro», sea en clave interna o externa.

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La estrategia de «divide y vencerás» («divide et impera») serviría a los emperadores de Roma, Julio César, y de Francia, Napoleón Bonaparte, para imponer su hegemonía. Los textos bíblicos documentan el fracaso de los pueblos divididos y fragmentados.

Ya Nietzsche advierte de que al final «se toma la mentira por verdad». No en vano ese gran escritor del realismo, Ramón de Campoamor, escribe: «Y es que en el mundo traidor / nada hay verdad ni mentira: / todo es según el color / del cristal con que se mira».

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Su poema 'Las dos linternas', la de Diógenes y la del poeta, explorando la subjetividad perceptiva del individuo, su interpretación interesada e incluso arbitraria de cuanto sucede a su alrededor, subraya el relativismo y el egoísmo moral.

Las linternas o lentes representan dos diferentes formas de ver. La de Diógenes simboliza la mirada amarga, desengañada y pesimista, mientras el trovador siempre encuentra, incluso en escenarios adversos, la esperanza, lo positivo, la bondad.

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La expresión a modo de metáfora «aplicar la ley Campoamor», sigue vigente sirviendo para justificar que todo vale, siempre que sea en beneficio propio. Hoy se constata cómo la norma se retuerce tanto que pasa a ser decorativa, para dar cobertura legal a indultos y amnistías, convirtiendo en ficción la división de poderes, la igualdad ante la ley o la soberanía nacional.

La crisis sanitaria de la Covid-19 abrió la veda a la censura y manipulación informativa, con un gobierno mintiendo sin rubor en pro de la seguridad colectiva. Fue un verdadero test sobre la capacidad de reacción y resistencia de la población.

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Constatadas la banalización cotidiana y la vulnerabilidad psíquica de la mayoría, especialmente de los más desfavorecidos, el oportunismo y la demagogia se convierten en protagonistas del relato populista y las campañas emocionales dictadas por los líderes.

La crónica nacional plagada de cortinas de humo, llamadas al resentimiento, datos adulterados (paro, inflación, déficit,...), «fake stories», liderazgos impostados, héroes y villanos... parece redactada por creativos especialistas del cine, del teatro y del cómic para la izquierda y por aburridos amanuenses para la derecha.

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No es cuestión tanto de superar el lenguaje «del pueblo» o su colectivismo progresista como de ofrecer un modelo alternativo al de la «sociedad asistencial». Esa fue la clave del éxito del thatcherismo, hacer frente a la crisis de la socialdemocracia y resolver los asuntos y los problemas de las familias: precariedad laboral, subidas de precios, pobreza energética, paro juvenil, vivienda...

Resulta comprensible que, en búsqueda del Grial de las mayorías absolutas, se abandone el concepto de ideología, pero nunca se deberían perder la ironía y el sarcasmo para conectar con sus seguidores y sensibilizarlos con su proyecto.

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