Palabrería
J. R. SEGUÍ
Martes, 14 de octubre 2025, 23:39
Sólo saben utilizar palabras, frases hechas y sueltan declaraciones enlatadas o en forma de notas de prensa. Pero poco más. Después de tanto nuevo tiempo ... en el poder, o estamos igual o seguimos estando. Sólo escucho ocurrencias desde cualquier rincón». Esa reflexión que me realiza un amigo ajeno a la política pero profesionalmente vinculado a ella me lleva a la idea del bla, bla, bla en la que vivimos. Antes damos un paso atrás que ofrecemos una solución. Miren sino las inundaciones. Reconstruimos, no construimos. En este ramillete que algunos definen culturilla, ya que no pasa de ahí por mucha foto institucional que nos vendan, ya ni se quejan. Los han dejado de lado. Los de antes y los de ahora. Los de antes se aprovecharon con descaro de su inocencia, y los de ahora ni se lo hacen mirar.
Tiene razón. Estamos en lo mismo. Es algo así como si deseáramos hundir las instituciones públicas y ahogar las inexistentes políticas autonómica, provincial y local en la ocurrencia pasajera. No espero que sea simplemente falta de ideas o de iniciativas porque entonces aún sería más grave. Pero uno ya se lo cree todo. O nada.
Hablamos de museillos, exposiciones, cuadritos, alguna que otra ayuda pública y a dormir. Son los tiempos de redes sociales. Cualquier gestor/a cuelga una foto en una fiestuki de gañote y parece que el mundo se ha abierto de par en par a sus deseos. Son tiempos de poca credibilidad y de una realidad plana en fondo y forma.
Hace unos días hacían correr una nota de prensa con la excusa de un premio supuestamente internacional y de prestigio en la que figuraban más los que lo daban que quien lo recibía. Tal cual. La limitaron a un párrafo cuando era el reclamo. Pero lo de otros era como una elegía. Hasta eso pagamos: gabinetes de aplauso fácil y sueldo justificado que se mimetizan y reproducen. Es la cultura líquida, la que se evapora con el tiempo. Al menos a muchos nos quedan bibliotecas y librerías que nos hacen pensar. Por lo demás, sin novedad en el frente. Bueno, tedio y banalidad institucional a golpe de talonario.
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