Ser (o no) invisibles
La semana se mueve entre la reivindicación de las cooperativas y el muro de silencio del puerto
Reivindicar. Las cooperativas están de celebración, y no sólo porque la ONU haya declarado 2025 Año Internacional de las Cooperativas sino porque han llegado ... al Día Mundial del Cooperativismo -señalado el pasado sábado en el calendario- sacando músculo y, esta vez sí, con el paso firme de quien quiere acabar con la invisibilidad y los falsos tópicos. Una efeméride, además, especial por el impacto de la dana, que golpeó a casi medio millar de entidades. Y, a pesar de estar también sumergidas en el barro, respondieron con solidaridad para ayudar a los demás, a su entorno... Va en su ADN como se recordaba el viernes en el acto conmemorativo organizado por Concoval. Y es que el cooperativismo no es sólo una forma distinta de organiza la empresa, es también un relato -ahora que está tan de moda la palabra- alternativo y necesario para la sociedad, en la que toman protagonismo ingredientes como colaboración, arraigo local, apuesta por empleo estable, sostenibilidad, responsabilidad social... Tienen el relato y también las cifras: hay 2.590 en la Comunitat; generan más de 62.000 puestos de trabajo (al alza desde 2019, más de 1.100 en el último año), lo que se traduce en el 16% del empleo directo en la región y, otro dato, la tasa de ocupación femenina es del 61%, cuatro puntos por encima de la general; sus ventas equivalen al 7,18% del PIB valenciano... Son las cuentas del cooperativismo que demuestran que son actor relevante de la economía valenciana. Ahora les falta ser más visibles, demostrar que se puede presumir de ese 'oli de cooperativa' sin complejos -por citar el ejemplo que dio Eugeni Alemany en el acto en Torrent-, hacer valer su presencia en el tejido empresarial desde hace décadas (hay muchas cooperativas centenarias, por ejemplo), etc. En definitiva, reivindicarse. Estar.
Silencio. De un ejemplo que quiere gritar 'aquí estamos' a otro que en los últimos meses ha optado por la invisibilidad a pesar de ser otro actor clave de la economía, una herramienta de competitividad para las empresas: el puerto de Valencia. Las obras para completar la ampliación norte están en marcha desde noviembre pasado, cuando llegaron las primeras máquinas, y desde entonces nos hemos enterado de su evolución porque otros, en este caso Grupo Boluda, lo han contado. Es lo sucedido con la presencia del Kugira, el megadique cajonero más grande de Europa que se incorporaba esta semana para los trabajos de construcción. Una joya de la ingeniería portuaria que está en Valencia y de la que en otras adjudicaciones Acciona (que tampoco pasa por su mejor momento informativo) ha presumido. La terminal norte es el proyecto de mayor inversión público-privada en un puerto español, con una inversión total que supera los 1.690 millones, pero un muro ha vuelto a levantarse entre el puerto y la ciudad.
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