Valencia vive esta semana lo que considero un embrión para volver a ser escenario de importantes eventos deportivos. Me refiero a la 'Copa Faulcombridge' que ... se celebra en el Club de Tenis Valencia en categoría 125 pero con unas expectativas halagüeñas de ascenso en el futuro inmediato. Un ascenso que ojalá sea continuado en los próximos años. Lo deseo y espero.
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Recuerdo, mejor dicho añoro, los años de la Copa América, la Fórmula 1, el Torneo de Tenis 500 y los partidos de la Champion de fútbol. Algo hemos hecho mal, especialmente nuestros gobernantes, porque a esa añoranza se añade la rabia al comprobar cómo han aprovechado otras ciudades, especialmente Madrid y Barcelona, nuestra abulia y llevarse a su terreno la prueba automovilística, la primera, y la mejor competición de vela que tuvimos en nuestras manos la segunda. A sus instituciones no les han temblado las manos para implicarse de lleno en su propio beneficio.
Confío en que este esfuerzo del Club de Tenis, con 120 años de historia, y de su presidente Ole Andresen Ribes, dé sus frutos y el challenger actual sea la catapulta para mayores retos. Para ello cuentan con la colaboración de Pablo Andújar como director del torneo y ojalá se cumpla su sueño de «traer a Valencia el mejor tenis del mundo». Su esfuerzo y preparación constituyen una buena garantía.
No olvidemos que la Faulcombridge cuenta con un amplísimo palmarés de grandes jugadores. Entre ellos, Manuel Orantes, Manolo Santana, Emilio y Arantxa Sánchez Vicario, Vivi Ruano o la checoslovaca Helena Straubeovaela. Ya fue un marco de referencia para tenistas antes y después de consolidarse como referentes de sus circuitos. Ahora mismo ya se encuentra en esa dinámica.
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La Copa Faulcombridge ha vuelto para quedarse, devolviendo al Club de Tenis Valencia un pedazo fundamental de su alma tenística y demostrando una trayectoria ascendente impresionante desde su resurgimiento en 2022. Como declaraba Pablo Andújar, «el torneo se ha consolidado como un Challenger de referencia y, en el Club de Tenis Valencia, tiene un marco incomparable. Queremos seguir mejorando, consolidarlo en el calendario y que cada edición sea mejor que la anterior».
Con esta competición se ha recuperado una cita histórica y consolidarla en el calendario, según Andresen Ribes, ha sido un gran logro. Para el Club es un motivo de orgullo y para Valencia supone acoger un evento internacional de primer nivel. Además, la Copa tiene una parte social muy fuerte: conecta con la ciudad, con la cultura, con la gastronomía y con el tejido empresarial. Es un punto de encuentro.
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Recordemos que La Copa América y la F-1 lanzaron a Valencia a la élite mundial. Así es la vida.
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