Batalla en pro de la guayabera
Es inhumano soportar temperaturas con riesgo para la salud
No volverá a pasarme. La próxima boda a la que asista en verano, con calor, iré vestido con guayabera. No me gusta ser el pionero, ... tampoco me disgusta si es necesario, pero ha llegado el momento de la racionalidad. Es inhumano hacernos pasar por el casi tórrido clima y discriminatorio en relación con las féminas, incluso inaceptable en un tiempo de la tan proclamada igualdad. Parece fuera de tiempo que las mujeres podáis ir como invitan las altas temperaturas y nosotros agobiados y a determinada edad con riesgo para la salud a causa del temido «golpe de calor».
De ahí que me permito invitar a los hombres a la rebelión en favor de la guayabera. ¡Ojo! No estoy invitando a ir de cualquier manera, sino utilizando una prenda mucho más que una simple pieza de vestimenta. Se trata de una pieza que evoca la elegancia tropical y la artesanía meticulosa. Originaria de Cuba, ha cruzado fronteras, dejando una huella perdurable en la moda masculina, especialmente en México. También en toda América al sur de Río Grande.
Recuerdo en mi etapa de delegado de la agencia Efe en aquella nación hermana que en verano a los actos institucionales, solemnes, el presidente de la República acudía con esta prenda como complemento de gala. Por supuesto, la inmensa mayoría de los asistentes le imitaban. Una prenda cuya historia se remonta a fines del siglo XIX, en aquella región caribeña. Su creación se atribuye a sastres cubanos que buscaban una prenda cómoda y fresca para el clima tropical.
La guayabera es, por lo tanto, una obra maestra textil que trasciende el tiempo y las tendencias de la moda, uniendo historia, funcionalidad y estilo.
Recordemos que Gabriel García Márquez acudió a recibir el Premio Nobel ornado con una guayabera, por cierto preciosa, como vestimenta de etiqueta. Porque hay guayaberas para todo tipo de ocasión: tradicional, presidencial, formal, incluso estampada, personalizada y hasta 'de novio' precisamente para momentos como los que yo reclamo, diseñada con detalles más elegantes y refinados.
Por tanto y si es preciso, instituyamos un 8 de marzo en defensa de la guayabera para temperaturas como las de los últimos veranos. No digo que vayamos como ellas. Nunca estaríamos a su nivel. Simplemente, racionalicemos el sufrimiento en favor de la comodidad y la salud, dos características cada día más generalizadas en nuestro tiempo.
Yo, desde luego, desde esta tribuna doy a conocer mi intención firme de utilizar esta camisa caribeña en próximas bodas estivales. Como decía Roberto Gómez Bolaños, protagonista de aquella serie de televisión mexicana 'El Chapulín colorado' un superhéroe poco común, que siempre acude al llamado de los más necesitados: «síganme los buenos». Así es la vida.
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