La banda de los cuatro del Peugeot
¿Es el honrado o comparte algo más que un trayecto en coche?
La militancia socialista debería afrontar el dilema de presumir por haber elegido al 'honrado' de los 'cuatro del Peugeot' que recorrió España para llevar a ... Pedro Sánchez a la Secretaría General del PSOE, primero, y a la Presidencia del Gobierno después o si el error fue mayúsculo. Recordemos que aquella gira tomada a broma por la práctica totalidad de los políticos y periodistas, se convirtió en un símbolo de perseverancia, autenticidad y conexión con las bases.
Aquel viaje, acompañado por tres fieles: Koldo García, José Luis Ábalos y Santos Cerdán, fue presentado como el renacimiento de un liderazgo cercano, combativo y comprometido. Ahora, a la luz de los escándalos, surgen dudas razonables sobre si aquella elección fue realmente un acto de lucidez política o el inicio de una serie de errores de juicio.
De aquella 'Banda de los cuatro del Peugeot' dos están imputados: Koldo García por su implicación en tramas de corrupción vinculadas a contratos públicos durante la pandemia, y José Luis Ábalos, exministro y brazo derecho de Sánchez. Santos Cerdán, por su parte, no ha sido formalmente imputado, pero aparece mencionado en documentos vinculados con constructoras y con la trama de Air Europa y el supuesto regalo de dos vehículos.
La pregunta que militantes y ciudadanos se hacen es si Sánchez es realmente el 'honrado' de la expedición, o si comparte con los tres algo más que una gira. La sombra de su esposa, Begoña Gómez, complica más su imagen de integridad.
Las comparaciones históricas pueden parecer exageradas, pero no faltan quienes evocan la 'Banda de los Cuatro' de la China maoísta de los años 70, donde Jiang Qing, la cuarta esposa de Mao, también ocupaba un lugar destacado en la trama de poder. En ambos casos, la cercanía al líder no ha sido garantía de limpieza ni transparencia.
Incluso si aceptamos que Sánchez es personalmente honrado y no ha participado en ninguna irregularidad, no puede eludir su responsabilidad política. Él eligió a sus colaboradores cercanos, quienes no sólo lo acompañaron en su cruzada sino que también ocuparon cargos clave en su Ejecutivo y su entorno orgánico. La responsabilidad política no se limita a los actos propios, sino también a la gestión del equipo, a la vigilancia de su conducta y a la reacción ante las sospechas. Si quienes le rodean están implicados en tramas corruptas, su obligación es actuar con firmeza y transparencia, no mirar a otro lado. La honradez no se demuestra solo por ausencia de culpa, sino por la voluntad de cortar de raíz cualquier práctica que socave la ética pública y la confianza ciudadana. Así es la vida.
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