Atentado infame contra Mazón
La UPV se escuda en una sectaria interpretación de la libertad de expresión
La comunidad de vecinos de un edifico de Madrid le ha dado una lección a la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) sobre el significado de ... la libertad de expresión. Mientras aquéllos reaccionaron de inmediato presentando una denuncia contra el mural que con el mensaje «corrupto» exponía en la fachada de su edificio una gran fotografía de Pedro Sánchez, la entidad educativa valenciana se escuda en el citado principio constitucional para mantener de forma sectaria el indigno e insidioso grafiti contra el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, atribuyéndole la culpabilidad de 228 muertes en la trágica dana.
También el PSOE, en el caso de Madrid, reaccionó con total celeridad interponiendo otra denuncia contra los autores y responsables -'Hazte oír'- de la colocación de la lona por un delito de injurias y calumnias contra el presidente del Gobierno, una celeridad que no demostraron los gerifaltes del PP valenciano. Por ello, la gran pancarta duró apenas 12 horas.
Cualquier definición de «libertad de expresión» contradice la decisión de la Politécnica, por lo que puede interpretarse, en mi opinión, como sectaria o partidista. La libertad de expresión no avala «expresiones que incitan al odio, la violencia o la discriminación» y está restringida por la propia Constitución cuando entra en conflicto con otros derechos como «el honor, la intimidad, la propia imagen, la protección de la juventud y la infancia».
Como muy bien explicaba mi amigo y admirado Pablo Salazar, «por el momento, no es que Mazón no esté condenado, no es que no esté procesado, es que ni siquiera está imputado». Eso no implica estar libre de responsabilidad política, no haber estado donde tenía que estar, un motivo probablemente suficiente para relevarle, como ya he reflejado en alguna ocasión en este Gallinero.
Al igual que me he inclinado por su sustitución por su ausencia en el 29-O, ahora le defiendo y critico la exposición de su imagen con el uniforme de presidiario y la excusa de los dirigentes de la UPV para mantenerla en una hipócrita y falsa interpretación de la libertad de expresión. Se trata de un despreciable atentado.
Una cosa quiero decir. La cruzada contra Mazón no ha hecho más que empezar si consideramos este tipo de actuaciones como instrumento habitual de la izquierda valenciana, PSPV, Compromís y Podemos. Recordemos las camisetas de Oltra y Grezzi contra Camps y Rita, los escraches inmisericordes o las concentraciones frente a sus residencias particulares. Veremos si no afectarán a Feijóo cuando se afronte la campaña electoral. Así es la vida.
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