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Las enfermedades mentales y físicas han afectado a demasiados Jefes de Estado y de Gobierno e influido en decisiones políticas importantes a lo largo de ... la Historia. Así lo expone David Owen en su libro que acabo de leer 'En el poder y en la enfermedad' en el que examina cómo esas dolencias han concernido a gobernantes decisivos en nuestro devenir. Personajes como Bush, Thatcher, Nixon, Roosevelt, Kennedy, Mussolini, Mitterrand, Churcill... son analizados por Owen. Un autor cuya biografía hay que tener en cuenta. Médico de profesión y ministro de Asuntos Exteriores británico con varios 'premier' de Su Majestad. De ahí que haya conocido a los líderes y gobernabilidad del siglo XX.
Uno de los conceptos clave que desarrolla es el 'síndrome de hybris' una alteración de la personalidad que afecta a los caudillos tras un tiempo en el poder. Se caracteriza por un exceso de confianza, desprecio por el consejo ajeno, visión mesiánica de sí mismos e incapacidad para reconocer errores. Este puede llevar a decisiones erróneas y a un aislamiento progresivo de la realidad. Lo describe como una forma de embriaguez del poder.
Para él, Bush y Blair mostraron durante la guerra de Irak una conducta propia del síndrome. Sostiene que Blair tenía una confianza extrema en su propia rectitud moral y desestimó advertencias de expertos y asesores sobre los riesgos de la intervención. Bush mostró un enfoque simplista y obstinado, sin considerar alternativas a la guerra.
Thacher lo evidenció con su progresivo aislamiento del Gabinete y su negativa a escuchar consejos en el final de mandato, especialmente sobre el 'poll tax' (un impuesto que provocó gran rechazo), llevaron a su caída. Nixon, con su paranoia creciente, su creencia en su infalibilidad y la manera de gestionar Watergate son señales de que el poder lo llevó a perder contacto con la realidad.
Capítulo aparte merece Kennedy, al que no le atribuye este síndrome pero indicando cómo sus problemas de salud y los fármacos, aunque fueron ocultados, influyeron en su comportamiento. Desde joven padeció la enfermedad de Addison, un trastorno suprarrenal que afecta la producción de hormonas esenciales y que obligó a tratamientos con cortisona y otros esteroides. Además, tenía problemas crónicos de espalda, lo que lo llevó a someterse a múltiples cirugías y depender de analgésicos potentes, por lo que recibió regularmente inyecciones de anfetaminas y esteroides. Estas sustancias le proporcionaban energía y aliviaban sus dolores, pero también influyeron en su ánimo y decisiones.
Para Owen el síndrome de hybris es una advertencia sobre los peligros del poder sin límites y la importancia de los contrapesos en la política. Así es la vida.
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