Inmenso cinismo

Las mujeres españolas han de tener plenas garantías de respeto y seguridad. Igualdad real de oportunidades. No menospreciarlas como hace la izquierda. Dirigiéndose a ellas ... con discursos vacíos. Por supuesto, menos aún intentar imponerles de qué forma han de pensar, actuar, sentir y vivir. Negándoles su libertad absoluta de ser como quieran. Conviene hoy recordar esto. 8 de marzo. día en el que el feminismo radical saldrá otra vez a la calle. Desafiante y gritón. Como siempre. Para exhibir de nuevo su batería habitual de eslóganes sectarios. Expresivos de un excluyente dogmatismo de género. Inútil. Creador de normas perversas. Como la llamada ley del sí es sí. Esa que ha sacado de la cárcel a violadores y pederastas. Reduciendo también a muchos otros sus condenas de prisión. Así que hace falta denunciar la demagogia hipócrita del feminismo izquierdista. El que tapa a babosos y acosadores cuando el tipo es uno de los suyos. Errejón y Monedero. Cuyas andanzas al parecer eran conocidas desde hace años. Sin que nadie de su entorno chistara para que los dos siguieran impartiendo por ahí lecciones de moralina feminista. Con inmenso cinismo. Lo mismo que en las filas de Sánchez. Clamando contra la prostitución en el Congreso. Mientras luego el Tito Berni llevaba a sus colegas de juerga con «señoritas» o un Ministro elegía pareja por catálogo. Colocándola en empresas dependientes del Estado de las que cobraba el sueldo sin ir a trabajar. Ese mismo feminismo que ahora anda defendiendo el uso del velo islamico en las escuelas. Que subordina a las mujeres. Producto de una cultura incompatible con el reconocimiento integral de sus derechos. En definitiva,la doble vara de medir de este falso feminismo de pancarta. Articulado sobre una amplia red de chiringuitos paniaguados. Voceros de la consigna militante. Subvencionados con dinero público para adoctrinar, agitar, enfrentar y dividir. Alentando una estúpida guerra de sexos. Cuando la realidad es que hoy en España mujeres y hombres enfrentan problemas comunes. Graves. La precarización de las condiciones laborales. El aumento del coste de la vida. Los bajos salarios. La pérdida de poder adquisitivo. Las dificultades para acceder a una vivienda. El aumento de la inseguridad. La imposibilidad de conciliar la vida familiar y laboral. La caída de la natalidad. Sin embargo, el fanatismo woke solo ha servido para criminalizar a la mitad de la sociedad española. Consagrando el fin de la presunción de inocencia y la desigualdad del varón ante la ley. Urge pues corregir tales disparates. Por eso Vox propugna la derogación de todas las leyes ideológicas de género. Dicho a las claras. Sin complejos. Es preciso. Cuanto antes.