Fechoría absoluta

Sánchez se cree el amo de España. Que puede hacer con ella lo que quiera. Sin respetar límite alguno. Sometiéndola a comunistas, separatistas, nacionalistas y ... bilduetarras. Esa chusma que le apoya. Aún hasta la fecha. Solo para sacar más tajada. Expoliando a la Nación. Humillándola. Un fulano nefasto. Amoral. Soberbio. Indecente. Desquiciado. Obseso de sí mismo. Mentiroso. Petulante. Hipócrita. Sumido en corrupción. Hasta el cuello. Igual que todo su círculo familiar y político. Dispuesto pues a cualquier cosa. Lo que sea. Con tal de aguantar en el poder. Por ejemplo, llevar a la más rotunda indignidad al Tribunal Constitucional. Convirtiéndolo en un títere paniaguado. Que es lo que son Conde Pumpido y sus secuaces. Como demostraron anteayer. Al validar sumisos la Ley de Amnistía. Atentado supino contra el principio de igualdad. Un insulto a la razón. A la verdad. Una fechoría integral. Repugnante. Absoluta. El precio de aquel pacto nauseabundo por el que Sánchez compró los siete escaños que le faltaban para ser investido Presidente. Pasando a depender por completo de un delincuente prófugo. El tal Puigdemont. Así que la decisión del Constitucional es un ejercicio miserable de vileza jurídica. Corrupcion moral. Una flagrante traición a la Justicia. Al Estado de Derecho. Como traición también al interés superior de España ha sido la bochornosa actuación de Sánchez en la cumbre de la OTAN. Urdida con la intención de generar una polémica dirigida a desviar la atención mediática sobre los múltiples escándalos que le afectan. También para darse oxígeno entre la propia militancia socialista y el electorado más a su izquierda. Sin olvidar tampoco la urgencia de torear las pretensiones alocadas de esa parte del Gobierno que es la tropa de Sumar. Que se niegan a incrementar el gasto militar y quieren que España se vaya de la Alianza Atlántica. De modo que Sánchez se ha vuelto de La Haya tan ufano. Creyéndose que ha conseguido salirse con la suya. Exhibiendo además como medalla la burda actitud extremista de ser quien le ha llevado la contraria a Trump. Sin embargo, lo único que en realidad ha hecho es un ridículo inmenso. Mayúsculo. Ante 31 mandatarios occidentales. Que han podido tomarle la matrícula. Verlo como lo que auténticamente es. Un truhán estafador. Marrullero. Infiable. Aunque es España quien puede acabar pagando los platos rotos. Arrinconada en el concierto mundial por culpa de este mamarracho. Por eso hay que poner fin a la situación decadente a la que Sánchez nos ha abocado. Es preciso pasar página. Ya. Elecciones inmediatas. Para acabar de una vez con la cloaca sanchista.