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Se le acabó a Sánchez la excusa. Seguir repitiendo la monserga de estos días. No hay delito. Que era la matraca la que estaba aferrado ... el Gobierno. Para crear una cortina de humo. Intentando echar balones fuera. Pues no. Ábalos lo ha reconocido. Fue él quien consintió la publicación de sus Whatsapps con Sánchez. Es un aviso contundente. Rotundo. Diáfano. Explícito. Para dejar constancia que no piensa cargar él solo con las culpas. Ni quedar señalado como el único corrupto sanchista. Así que está dispuesto a demostrar que aquí cuecen habas para todos. Botón de muestra expresivo. Directo. El intercambio de mensajes concretos acerca del rescate de Air Europa. Que ponen de manifiesto cómo Sánchez estuvo en el origen del asunto. A la par que su mujer. O movido por esta. Da igual. Por tanto el autócrata tiene ante sí un lío serio. Muy grave. Susceptible de terminar poniéndole contra las cuerdas. Por la posible repercusión de alguno de esos mensajes en los procedimientos judiciales en curso. Esta es la clave del asunto. Que ha permitido además descubrir de qué forma Sánchez califica a alguno de sus ministros y a quienes osan enmendarle la plana dentro del PSOE. Es cierto también que tales exabruptos verbales le dejan a los pies de los caballos. Son reflejo de una personalidad enrevesada. Autoritaria. Rencorosa. Patológica. Aunque para Ferraz y Moncloa lo inquietante en extremo es la incógnita abierta. Tremenda. Letal. Esa espada de Damocles que supone el hecho de ignorar hasta dónde está dispuesto a llegar Abalos. Ni qué conversaciones calientes tiene en su poder. Que serán -sin duda- muchas y jugosas. A tenor de la estrecha relación cotidiana que durante años ha tenido con Sánchez. Personal y política. Así como por las importantes funciones que ejerció mientras duró esta. Siendo figura todopoderosa en el Gobierno y en el partido. En definitiva, parece lógico suponer que lo visto hasta la fecha es un mero anticipo de próximas revelaciones. Que irán creciendo de tono. Sin duda. En definitiva, evidencias que dibujan una enorme cloaca. Pútrida. Pestilente. Nauseabunda. Y es que el hedor del sanchismo ya es insoportable. Por eso urge poner fin a este tinglado miserable. Levantar a la opinión nacional. En defensa propia. Por un futuro mejor. De modo que no vale amodorrarse.Tirar la toalla. Caer en el pesimismo. Hay que echarle bemoles. Como Vox. Plantando cara. Sin rendirse. No cediendo ni un ápice. Nunca. Dando siempre la cara. Escuchando a la gente. Estar junto a ella. Mantener viva su esperanza. Porque vamos a conseguir largar a Sánchez. Seguro. Muy pronto. En las urnas.
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