Bazofia infecta

Lo de siempre. Sigue el mercadeo de Sánchez con el delincuente Puigdemont. Hace días le entregó las competencias de emigración. Exclusivas del Estado. Para que ... las vaya a ejercer la Generalitat catalana. Inaceptable. Por mucho que salieran después varios ministros en tromba a tratar de desmentir falazmente el alcance real del asunto. Anunciado por Junts al hacer público su acuerdo con Sánchez. A saber. Control de fronteras. Determinación de los flujos migratorios. Fijación de los requisitos exigibles para obtener la residencia en Cataluña. Expulsiones. Es decir, todo. Además, el tal Turull -vocero del prófugo- ha dicho a las claras que una vez sea efectiva tal cesión será condición sine qua non para que un extranjero logre tener sus papeles acreditar que habla el catalán. Puro racismo lingüístico. En conjunto, todo un enorme despropósito. Aunque ahí no para la cosa. Nuevo enjuague miserable de Sánchez. Insólito. Porque resulta que va a ser Puigdemont quien decida el número de 'menas' que se han de enviar desde Canarias a cada comunidad. Por supuesto, a Cataluña llegará un mínimo botón de muestra. Veinte o treinta. Ni uno más. Semejante apaño sí es un auténtico pacto de la vergüenza. Pero no. ¡Qué va! Para el sanchismo y sus secuaces tamaña expresión solo es aplicable al acuerdo que Vox y el PP alcanzaron el lunes. Con altura de miras. A efectos de hacer posible que la Comunitat Valenciana tenga los Presupuestos autonómicos necesarios para poder impulsar la reconstrucción de los daños producidos por la catástrofe del 29 de octubre y asistir a las víctimas. Que es lo que debiera primar hoy por encima de cualquier otro afán partidista. Sin embargo, Sánchez, Compromís y el resto de la banda están a otra cosa. Buscan obtener un rédito sectario. Como demostraron de nuevo anteayer en el Congreso de los Diputados. Votando en contra de un plan de medidas estructurales y de ayuda directa a familias, trabajadores y empresas afectadas. Presentado por Vox. En definitiva, es el cinismo falaz de esta izquierda hipócrita. Embarcada en una cacería política para tapar su propia culpa. Doble. Antes de la tragedia porque antepusieron el fanatismo ecológico -impidiendo las obras de canalización del barranco del Poyo y la limpieza de cauces- con la devastación ulterior que eso produjo. Luego por la inacción criminal de Sánchez -fruto de un vomitivo cálculo político- que dejó abandonados a miles de valencianos en aquellos terribles días apocalípticos. Por eso urge barrer tanta bazofia infecta. Cuanto antes. A fondo. En las urnas. España precisa tener ya un Gobierno decente. Recto. Cabal. Al servicio fiel de la Nación. Vox lo será. Sin duda. Muy pronto. Seguro.