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El francotirador

A la caza de Bad Bunny

Héctor Esteban

Valencia

Jueves, 8 de mayo 2025, 23:29

Ayer pasé una mañana frenética de cara al ordenador por culpa de Bad Bunny, un cantante, compositor, productor discográfico y luchador puertorriqueño -Wikipedia dixit- que ... me suena más a Bugs Bunny que a otra cosa. Me sentí como Sam Bigotes persiguiendo al conejo de los Looney Tunes, aunque mi único propósito era conseguir unas entradas para uno de los conciertos que el latino va a dar en mayo y junio de 2026 en el estadio del Atlético de Madrid. Abrí en el monitor todas las ventanas posibles; metí todos los códigos que me llegaron; le pedí a mi compañera Tamara, una experta en estos lares, que me enseñara algún truco para adelantar unos miles de puestos en la lista; me registré obediente en todo lo que me apareció por la pantalla y ni por esas conseguí una entrada para mi hija para el concierto. Lo más cerca que estuve fue un poco más allá del 25.000 en las nuevas fechas que abrió. Pero yo, como dice Belén Esteban, el nuevo fichaje de la TVE de Sánchez, por mi hija 'matooooo...' Soy un padre coraje, inasequible al desaliento, un titán para cumplir el deseo de ella, mi hijo, su novia, las amigas y de todos aquello que quieran ponerme un reto por delante. En otro lugar del frente, estaba mi amiga Sara también con la escopeta cargada, al acecho de las entradas, aunque ella adoptó una postura como más disfrutona y relajada. Casi a las tres de la tarde, mientras yo no había comido para ver si encontraba buenas noticias en la cola, me mandó una foto en la que disfrutaba de una copa de vino blanco en compañía de ostras, con la mente menos puesta en Bad Bunny y sus canciones. ¿En qué momento nos hemos vuelto locos? El tipo este ha programado cuatro conciertos en Madrid y otros dos en Barcelona donde puede reunir en su conjunto a más de 400.000 personas, que equivale a toda la población de Palma de Mallorca. Las entradas van desde los 83 euros de la más barata hasta los 555 euros de la más cara, más un cargo de dos euros por cada una. Hay que sumar el desplazamiento a Madrid, la noche de hotel, comer, cenar y toda la parafernalia que implica un evento de estas características. A todo esto se añade que mi compañera Marta me desveló que el Bad Bunny cantante, productor, compositor y luchador se llama Benito, como Benito Kamelas, que viene de triunfar otra vez en el Viña Rock y de poner los pelos como escarpias con 'Aquellas cosas que solíamos hacer'. Marta me dijo que con el nombre de Benito Antonio Martínez Ocasio es muy difícil vender discos -que me lo digan a mí, que me llamo Héctor Samuel- y por eso lo de Bad Bunny aún a riesgo que te confundan con el conejo. A las tres de la tarde llegó la llamada del dolor. Mi hija: «¿Papá, como ha ido eso?». Eso no era otra cosa que las entradas. Su padre, es decir yo, reconocí el fracaso de mi misión pero le prometí, como un soldado en Iwo Jima, que hoy lo volveré a intentar para que que pueda ver al Benito de las 'kamelas'.

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