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El francotirador

Ábalos, el miedo come

Héctor Esteban

Valencia

Jueves, 26 de junio 2025, 23:46

En 2012, el presentador Pablo Motos le hizo una entrevista en El Hormiguero al matador de toros Francisco Rivera, que llevaba ya dos años retirado, ... y le confesó que le veía más entrado en kilos. «El miedo come», le contestó el hijo de Paquirri. El mayor peso del torero no era más que un síntoma de tranquilidad, de ver desde la barrera los toros y de no jugarse el pellejo a cara o cruz. Durante doce años estuve apostado en la garita de Les Corts fiscalizando la labor de los parlamentarios valencianos y como buen observador -los periodistas nunca debemos dejar de serlo- uno de mis entretenimientos favoritos era calibrar el sobrepreso de sus señorías conforme se apoltronaban durante más tiempo en el sillón de su escaño. Uno de los casos más palmarios fue el del exportavoz de Compromís Enric Morera, que llegó medio 'fit' a Les Corts y salió muy por encima de su peso ideal, y así sigue en el Senado. Como Morera, muchos más. El abrigo de una nómina suculenta y pública invita a comer muchas veces fuera de casa, además de elevar el colesterol y las transaminasas. Paz, amor y sueldo público. El exministro de Fomento y muñidor socialista, José Luis Ábalos, que en su día fue el 'más mejor amigo' del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha comparecido en el juzgado con menos kilos y con las costuras bombachas del traje. El miedo come, según diría Fran Rivera. La imagen del exministro habla más que sus palabras, del que se ve pillado sin una escapatoria que le permita defenderse con un argumento más sólido que no reconocerseen las grabaciones de Koldo. A sus 65 años, tras muchos años resucitando en política, Ábalos ha agotado su séptima vida. Los audios son una bomba nuclear que, por ahora, se han llevado por delante a Ábalos y a Santos Cerdán, además de a una serie de actores secundarios de una pestilente serie B que todavía no se ha terminado de rodar. Al exministro, al que ya niegan los abalistas de carné y pura cepa, tan sólo le queda revolverse si guarda un as en la manga que, tras lo visto, pasa por pactar con la Fiscalía para que la pena que se pida sea misericordiosa. Y pactar rima con cantar, y si es posible por soleares para llevarse por delante a los que hoy en día reniegan de ese estratega que elevó a Sánchez a las alturas socialistas y a los altares de Moncloa. Una trama de burdel, donde florecen las mujeres de pago, bien en fotos o bien en audios. Una corrupción de 'llumenetes', como se dice en esta tierra, y que amenaza con llevarse por delante la etapa de Pedro Sánchez. Ábalos está roto, cansado y cariacontecido, con la sensación de que una vez vapuleado lleva un camino que de perdido al río. En este tránsito, y a la espera de lo que está por salir, el camino más recto para flotar es confesar si se ve contra las cuerdas. La cara es el espejo del alma y en este caso pesa más que las palabras. El despecho come.

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