Esto es de locos
Un gobierno municipal en minoría sin capacidad de gestionar la ciudad, un gobierno autonómico desnortado y descabezado, y una oposición que no da tregua y no plantea ningún tipo de acuerdo.
FERNANDO GINER
Domingo, 23 de marzo 2025, 08:13
El 13 de marzo de 2020 descubrimos lo que es un confinamiento durante tres meses y ocho días. La tragedia sanitaria, económica y social fue ... de una proporción desconocida hasta la fecha, superando, incluso, la crisis de las hipotecas de 2009. Cualquiera que tuviera una empresa o negocio sufrió un cierre repentino y absoluto de su actividad: taxistas, floristerías, peluquerías, artistas falleros, indumentaristas, pequeños comercios... reducían sus ingresos a cero mientras que sus gastos, como hipoteca, luz o agua, perduraban. Era el túnel más oscuro que jamás hubiéramos podido imaginar. Por ello, el 19 de noviembre, siendo concejal y portavoz en el ayuntamiento de Valencia del grupo de centro y liberal, llegué a un acuerdo presupuestario con los grupos municipales del gobierno, con el PSOE, y nada más y nada menos que con Compromís, para ayudar a reconstruir la economía de Valencia. Dejamos a un lado lo que nos separaba, que era mucho, y nos centramos en la necesidad de ayudar a los valencianos a salir de la crisis. 30 millones para autónomos, cheque escolar para la educación de 0 a 3 años con el que alcanzamos casi seis mil familias, bonificación de las tasas de mesas y sillas para la hostelería, bonificaciones verdes en el ICIO... En definitiva: unas medidas por las que nos abstuvimos como grupo para dar respaldo a los presupuestos municipales de 2021. Era consciente del coste electoral, pero entendimos que era necesario actuar y actuamos.
Siempre he pensado que hay momentos en los que la ideología debe dar paso a las ideas porque estas son dinámicas y prácticas. Siempre he defendido que en ningún momento el interés electoral de los partidos puede ser un obstáculo para defender y ayudar a sus ciudadanos, sobre todo cuando más lo necesitan. En aquel acuerdo no contamos ni con el apoyo de PP ni con el de Vox, partidos que hoy conforman el gobierno municipal desde 2023. Recuerdo que, pese a la gravedad de la crisis económica, social y sanitaria, hubo que explicar más de una vez que la situación requería de acuerdos, no de confrontación. Fue un pacto histórico.
La confrontación de entonces perdura; incluso va a más. Y es que somos bisnietos del siglo XIX, sobre todo de dos fenómenos: los garrotazos y el turnismo. El primero, Goya lo prefiguró con toda maestría en su cuadro 'Duelo a garrotazos', donde dos personas enterradas hasta las piernas se peleaban con un garrote. En aquel entonces, 1820-1823, este representaba la lucha fratricida entre absolutistas y liberales. Hay que sumarle la confrontación bélica entre Carlistas contra Isabelinos, malcerrándose con el convenio de Vergara en 1839. Bisnietos del siglo XIX: confrontación, caos e ingobernabilidad. Pronunciamientos y revoluciones.
No es verdad que el PP sólo pueda pactar con Vox y que el PSOE sólo pueda pactar con Compromís y Podemos
El segundo hecho, lo remito a 1885: el turnismo, el pacto entre Cánovas y Sagasta por el que acordaron un sistema pacífico de alternancia bipartidista en el cual el partido que convocaba elecciones siempre las ganaba. Era la España del caciquismo donde «hasta los muertos votaban». Ambos bloques, conservadores y liberales, fusionaban todo los movimientos políticos que tenían a su alrededor pactando un cambio para dar «estabilidad institucional» durante la Restauración Alfonsina. Somos bisnietos del siglo XIX: alternancia bipartidista. PP y PSOE a garrotazos semánticos y mediáticos, sabiendo que, antes o después, uno de los dos se turnarán en el poder, ya sea local, autonómico, nacional o europeo. Un pacto no escrito, implícito, de reparto de poder. Lo importante es llegar al poder. Ambos partidos saben que, antes o después, los suyos tendrán un cargo en alguna institución. Para ello, solo tienen que hacer una cosa: mantener viva la llama de la confrontación. El negocio es alimentar que los otros tienen la culpa de todo: «Si llegamos a un acuerdo de gobierno con los otros, ¿cómo les explicamos en las próximas elecciones a los nuestros que los malos malísimos son ellos?».
Hoy, en marzo de 2025, Valencia no está tan lejos de aquella dramática situación que me inspiró a firmar un acuerdo para reconstruir Valencia tras el Covid-19. Esta época es de locos. Un gobierno municipal en minoría sin capacidad de gestionar la ciudad, un gobierno autonómico desnortado y descabezado, y una oposición que no da tregua y no plantea ningún tipo de acuerdo. Unos y otros intentando capitalizar el malestar y, mientras tanto, el PIB valenciano per cápita está muy por debajo de la media de España, superándonos regiones como Rioja o Galicia. La renta media de las familias valencianas está 4000 euros por debajo de la media de España. Nos estamos empobreciendo a la carrera. Existe verdadero riesgo en nuestra ciudad de que se produzca un proceso de fuga de sedes sociales de las empresas. ¿Es que, acaso, Valencia no tiene nada que decir en la fusión Sabadell y BBVA? ¿Qué pasará con nuestras PYMES si existe fusión bancaria? Ni siquiera se sabe si se confía en Valencia como sede del congreso del Partido Popular Europeo. No existe capital político para aguantar ningún pulso. La última imagen de la visita de los Reyes de España mediando entre empresarios, entidades sociales y gobierno autonómico, o las palabras de Abascal aplaudiendo al gobierno valenciano por ceder en los presupuestos, «Es la dirección correcta», recuerdan a un 151 sobre Valencia. A su vez, Génova parece haber dado a este gobierno autonómico por imposible y da la sensación de abdicación. Esto es de locos. Intervención y abdicación a la vez para Valencia. El dolor de las víctimas y de los damnificados exige más nivel y más sentido común. Hoy es exigible una acción concertada, una cooperación entre PP y PSOE con una propuesta unificada. Concertar es llegar a acuerdos con alguien que no piensa como tú, que tiene intereses diferentes. Demostramos en la pandemia que se puede hacer, que es posible. Pongo también como ejemplo a Alemania, donde conservadores y centroizquierda llegaron a un acuerdo ultrarrápido para afrontar la crisis internacional. Es más: los verdes alemanes se han sumado a un gran pacto nacional de defensa. El coste de la confrontación para los ciudadanos se traduce en peor calidad de servicio, en ineficacia administrativa y falta de resolución de las instituciones. Y en el caso de Valencia, en una tierra intervenida 'de facto' desde Madrid o una tierra abdicada por otros.
No es verdad que el PP sólo pueda pactar con Vox y que el PSOE sólo pueda pactar con Compromís y Podemos. Hay demasiada gente viviendo de esta confrontación política que no tiene otro lugar donde trabajar o, al menos, con unas condiciones tan generosas. La táctica partidista está convirtiendo Valencia en una tierra de locos. Por ello, la mejor respuesta que podemos ofrecer a las víctimas, además de justicia, es sensatez y eficacia en las soluciones. Créame, ante situaciones singulares e históricas, ofrezcamos soluciones singulares e históricas. La concertación es la mejor opción.
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