Tiempos blandengues

Yo que sé: está todo muy lioso. ¿Será 'woke' un bando municipal que implora de los falleros un comportamiento que permita mantener la Lonja en pie tras las fiestas? ¿Están las autoridades de capa caída y pactan lo que antes se imponía en una línea donde solo se deja sin pactar lo que siempre hemos llamado impuestos? El caso es que va siendo fácil constatar que el que ha llegado al poder legítimamente, bien arropado de votos, se pone enseguida blandito, pactista y conciliador, para no hacer cosquillas inoportunas, mientras la oposición, que es la que debería ablandarse para caer bien al pueblo en la próxima, es la que muestra su cara más agria y antipática.

¿Habrá discursos más ariscos que los de Baldoví y José Muñoz?, me preguntaba hace poco. Pues sí, tuve que decirme, ahí tenéis a dos mujeres de inclinación Rottenmeyer, Diana y Yolanda, riñéndonos todos los días. Pero no a Mazón, que ya sale reñido de casa; nos riñen a todos, a la humanidad completa, de forma ríspida, amenazadoras sobre nuestras vidas, sabihondas de doctrina, ideológicamente maquilladas, indubitables.

Antes, en otro tiempo, estaba el programa. Era como un guion y permitía al político esgrimirlo mientras ponía cara de obligación contractual: bueno, lo siento, ustedes me eligieron para cumplirlo. Pero ahora, al no haber programas, hay conductas sobrevenidas e improvisación al hilo de las encuestas del momento. Mientras, la oposición inventa una contradanza. De modo que -'Tiempos líquidos'- aparte de querer que Mazón dimita ¿sabe alguien qué proponen desde el PSOE y Compromís para el futuro de las zonas inundadas? ¿Se reconstruirá todo tan inundable como estaba, se desviarán los barrancos hacia el mar Menor, vendrá al fin Ezequiel tripulando su Carro de Fuego?

Al final, daros cuenta, el poso, lo que queda de cada día que pasa, de cada hoja de calendario que se arranca para no volver ¿no es una pequeña selección de disparates extraídos de un telediario para orates? Un presidente que quiere comprar Groenlandia, mil trescientos liberados sindicales que convocan manifestaciones contra Mazón, un bando implorando horas de respeto para la caca de los perros. Y más espacio en los medios informativos, más prestigio social, más visita de autoridades al que pinta una medianera de edificio que al que expone en un museo.