Paco Moreno sugería no hace mucho la prolongación, al sur del nuevo cauce del Turia, de esa línea de tranvía que se quiere llevar hasta ... el hospital La Fe y los nuevos barrios situados al sur del bulevar periférico. Y es verdad, sería santo y bueno. «Bastaría con construir un puente», escribe el autor. Así es que vamos a imaginar ese puente, saltando el rio a partir de la Carrera de Malilla, para aterrizar... Bueno, por fortuna no está construido de forma masiva. Hay alquerías, huertos, talleres... Hay una especie de reserva; como si alguien, intuitivamente, se hubiera anticipado. Se podría construir el puente. Claro que luego... ¿Por dónde y hacia dónde meteríamos el necesario tranvía?
A mí se me escapa. Empiezo a imaginar un funicular pendiente de torres. No me caben las vías, no me entran las estaciones... Por eso creo que es preciso poner esa gran conurbación, ese aglomerado de barrios, pueblos y ciudades que ha sufrido la inundación, en el taller de reparaciones de la ordenación del territorio. Y que hay que hacerlo, además, desde una instancia superior, saltando una capacidad planificadora municipal que debería haber quedado ya suspendida el 30 de octubre de 2024.
Los coches afectados por la riada han sido unos 130.000. A nivel mundial, es la mayor cantidad de vehículos concernida en un desastre natural. Nunca había pasado algo así; la riada nos está indicando que, desde el Carraixet hasta Cullera hace falta una nueva planificación hidrológica, urbanística, de transportes y de saneamiento que incluya los dos ríos Turia, los barrancos, el Júcar y el Magro, más el parque natural de la Albufera, la Huerta y el puerto, en un concepto metropolitano unificado. Es obvio, pues, que Estado y autonomía deben sentarse a una mesa para inyectar mil soluciones a l'Horta Sud. Y es obvio que la ciudad de Valencia, la que está pidiendo un nuevo Plan Sur al Sur, se siente a esa mesa como ayuntamiento mayor y capital del área metropolitana. No hay otra salida, no hay otra razonable solución para el futuro del millón y medio de personas que hemos decidido vivir en esa conurbación.
Supongo, claro está, que los lectores se estarán anticipando y preguntarán por los ayuntamientos -quince, veinte, cuarenta, desde Cullera a Alboraia- concernidos en esos planes. En mi opinión, es obvio que deben ceder el poder de decisión urbanística que tuvieron. No se trata (por el momento) de una integración total como la que en su día hizo de Ruzafa un barrio de Valencia. Pero sí que habría que contemplar un escenario administrativo radicalmente nuevo. Desde luego, con el consenso de los dos partidos que están por destruir todo acercamiento, PSOE y Compromís.
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