Lo imprescindible... somos todos

Domingo, 7 de diciembre 2025, 00:03

Sobre nuestras cabezas, en la fachada del mercado de Colón, colgaban racimos de naranjas y de uvas, manojos de flores y laureles; los venerables caprichos ... modernistas de don Paco Mora. El concejal Juan Giner estaba presentando 'Valencia imprescindible', el nuevo libro de mi colega cronista, Vicent Baydal. Que cuando tomó la palabra y se puso a señalar esos lugares de la ciudad que son imprescindibles para todo vecino y todo turista que se precie, empezó por el Micalet, y casi nos dio la hora de comer, de tantos, de tan entrañables, adorables e imprescindibles que son... todos los rincones. La basílica de la Virgen es imprescindible, sin duda. Pero ¿cómo vamos a desdeñar la casa más estrecha, el Veles e Vents, la Cotorra del Mercat o el embarcadero de la Albufera al atardecer?

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No hay cosa más difícil en el mundo que escribir guías de ciudades para forasteros. ¿Pero cómo diablos va uno a explicar la Lonja en 82 palabras? Baydal (cuatro años de brega) ha hecho la síntesis; con el saludable resultado de que lo imprescindible de Valencia es mucho, una enormidad que va desde Pere Compte a Santiago Calatrava sin olvidarse de la plaza de toros de Monleón. Y encima, cosas suyas, dice que «València no s'acaba mai».

Qué cosas te pasan, Valencia. Hace cuarenta años, esta ciudad se podía ver en apenas tres horas, según rezaba un cartel. Y Baydal, en su libro, facilita rutas para no menos de diez días. Una de ellas, la gótica, pasa por la Generalitat, donde el miércoles, a la misma hora en que nacía el libro, el nuevo presidente, Pérez Llorca, presentaba su Consell y venía a decir más o menos lo mismo: que los imprescindibles son muchos, que en la tarea que le queda a la Comunitat Valenciana todos tienen una misión que cumplir. Porque la atmósfera acumulada desde el verano era verdaderamente irrespirable, tóxica, y a la política valenciana, ahora mismo, le es imprescindible (aquí sí que hace falta, amigos) una Zona de Bajas Emisiones, un área de reposo, de respiro, de serenidad...

Era evidente que Pérez Llorca tenía que propiciar una nueva etapa: la suya. Aunque los problemas sean los mismos que hace diez días, se necesita un respiro, una desintoxicación. De modo que el exalcalde de Finestrat (74% de votos en su pueblo) tiende a la oposición una democrática mano de entendimiento. Por eso, cuando emplea una partitura nueva para hablar con las víctimas, yo creo ver, en efecto, la proyección, o la inspiración metropolitana del cap i casal y de su alcaldesa. Con toda discreción, con su estimado vestido azul a cuadros, María José Catalá, sin alardes, a lo largo de una semana crucial para nuestra autonomía, ha estado presente donde tocaba. Para situar a dos consellers y dejar claro que la ciudad de Valencia, como todas, como todos... es imprescindible.

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