Una entrevista para guardar
He de confesar que se lo estuve preguntando a los técnicos hace meses. Y que había en el ambiente algo más que rumores. Pero en ... la entrevista que Pablo Salazar le hizo el domingo a la alcaldesa María José Catalá es la primera vez que una autoridad, una persona de la administración con gran responsabilidad, lo dice abiertamente: el pasado 29 de octubre, «el nuevo cauce estuvo a medio metro de desbordarse».
En ocasiones no hacen falta grandes gestos, ni gritos, para transmitir firmeza. Basta con decir las cosas bien dichas, serenamente explicadas. En la última inundación, el nuevo cauce del Turia estuvo en su límite, que está en los 3.500 metros cúbicos por segundo. De modo que sí, como ella misma ha dicho en otras ocasiones, es preciso un nuevo Plan Sur al Sur: el cauce de 1969 debe ser reformado y recrecido, muy en serio. Sobre todo, si se pretende inyectarle caudales procedentes de otros cauces peligrosos, como La Saleta.
La entrevista del domingo es de las que hay que guardar; uno de esos papeles que sirven de guía quince o veinte años después. María José Catalá se dibuja, se retrata, incluso se examina y califica, para dar la imagen de lo que lleva todas las trazas de ser el personaje necesario de una etapa larga e importante de la ciudad. A mí, para saber que su vocación va en serio, y que se sabe la lección, me basta ver que menciona la ausencia (de casi 70 años) de la presa de Villamarchante en ese capítulo clave de lo valenciano: la eterna, e históricamente tensa, relación del valenciano con su territorio. Valencia y el río, el lago, la tierra, el mar, el puerto, el clima, las riadas... Y el estilo de vida, las querencias y necesidades, las demandas y aspiraciones, de las gentes que habitan un espacio que va desde Puzol a Cullera, por poner unos límites que se entiendan.
La larga charla fue de estricto ámbito municipal. Nada en ella remitía a otros marcos, instancias, necesidades o soluciones. Quizá en eso, la protagonista quiso ser, además de delicada, prudente. Pero es curioso observar cómo, pese a ello, a lo largo de varias páginas, Valencia y su alcaldesa quedan perfiladas como ejes necesarios de la solución que tenga que darse, tras la inundación, a toda la zona afectada...
Constatada ya la desgracia específica de que la administración central y la autonómica no van a actuar conjuntamente a causa de la cerril negativa del socialismo español y valenciano a colaborar con el PP, se puede afirmar que, actúe quién actúe, nada sensato podrá hacerse sin darle un ámbito metropolitano y sin reconocer la presencia central, indiscutible, de la ciudad de Valencia. Que tiene un líder natural con ideas claras, ganas de trabajar y la necesaria ambición de servicio: María José Catalá. Alcaldesa, si así lo quieren los vecinos, para largo tiempo.
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