De entre las mil y pico variables de escaso respeto e intromisión en los asuntos valencianos que venimos padeciendo desde la inundación de octubre, la ... que más me conmueve es la de los partidos, periódicos, emisoras de radio y cadenas de televisión que no dudan en sugerir -en ocasiones incluso lo exigen- que Alberto Núñez Feijóo saque a Carlos Mazón de la presidencia de la Generalitat. Tiene que hacerlo ya. Y debe de hacerlo como sea... ¡De una oreja!, he llegado a escuchar...
¡Ay, Señor y qué poquito creemos en la España de las autonomías! ¿Se habrán enterado en La Sexta, en 'El Hormiguero', en esta o aquella tertulia de hooligans, de que en la Comunidad Valenciana tenemos autonomía desde hace más de 40 años? ¿Habrán leído nuestro Estatuto? Au-to-no-mía. Facultad de autogobierno de una región, de acuerdo con la Constitución. Ni siquiera en el caso remoto de que Núñez Feijóo lo reclamase públicamente, tendría tal demanda peso legal alguno. Podría influir, claro, con el peso moral que le corresponde; pero el destino del presidente de la Generalitat Valenciana se atiene a lo que dice nuestro Estatuto y Mazón podría seguir siendo presidente incluso desposeído del carnet de militante del PP... Cuidado, porque además tiene una prerrogativa que nadie más dispone: si le tocan la flauta, puede convocar elecciones autonómicas, un ejercicio que unas veces sale bien y otras no tanto...
Todo esto, obviamente, es llevar las cosas a sus extremos, en un ejercicio de tremendismo en el que Mazón no va a caer porque todo indica que tiene buena cuenta de no hacer daño. Pero no está de más anotarlo, sobre todo, ya digo, por lo que se ve y se oye en instancias de Madrid, siempre Madrid, donde ya hace años que se está desdibujando el Estado de las Autonomías... para todo aquello que no sea Cataluña y el País Vasco. Rehúso, de inmediato, a la tentación de que este texto, por más querencia que tenga, se me vaya por el camino de imaginar si la catástrofe se hubiera producido en un territorio autonómico de los considerados 'pata negra', una autonomía nacionalista con pedigrí. Apártate, tentador... Pero, camino del medio siglo de la muerte del general, pensemos si aquella admirable ansia de autonomía de 1975 no la hemos transfigurado en un diluido modelo de administración regional, casi parecido a una segunda delegación de... Madrid.
Respeto. Es necesario que alguien pida respeto al perfil autonómico -escaso, de muy baja intensidad- que nos va quedando. Sin confundirlo con el nacionalismo, que es otro cantar, respeten ustedes esa parte legal de una estructura, la de la autonomía valenciana, que anda muy lesionada, muy disminuida, desde las tribulaciones del 29 de octubre.
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