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La pica

El PP es mi segunda familia

Sábado, 5 de julio 2025, 23:46

No recuerdo cuándo ni cómo firmé la ficha para ser del Partido Popular porque entré en 1990 desde el Partido Liberal, junto con Gerardo Camps y Vicente Burgos, dirigidos por el diputado Carlos Manglano. Eso fue cuando aquel congreso de Sevilla, al que no asistí, en el que nos refundamos para aglutinar a conservadores, democristianos y liberales. Yo entonces tenía 25 años y me consideraba de centro. Ahí sigo. Durante los años de facultad pertenecí a una asociación independiente de estudiantes, con Elena Cuervo-Arango, Mery Brel, María Emilia Adán, Mariano Aznar y Carmen de Andrés, entre otros, y a una tertulia política en el bar El Agujero, junto a los mencionados Gerardo y Vicente, Paco Camps, los Rafaeles, Carrau y Tatay, y José Manuel Uncio. Me quedan Sandra Monzón y Esperanza Sánchez de aquella etapa en la que hacer política en Valencia era trasnochar entre el VIPS de Félix Pizcueta y el periódico de madrugada en el Parterre, cuando soñábamos soñar.

He participado en todos los congresos nacionales del PP, los de Aznar, Rajoy, Casado y mi amigo Núñez Feijóo, en especial el del reinicio que protagonizó este último, en el que presidí la organización. Y desde 1999, salvo el paréntesis en el que ejercí de conseller valenciano, siempre he salido elegido para la dirección nacional, como portavoz parlamentario o como responsable de algún área. Pertenezco al reducido comité de dirección del PP desde que tenía 35. Puede decirse que soy un veterano y más si añado que mi carrera se la debo a Rita Barberá y Pedro Agramunt, dos irrepetibles que nos dejaron demasiado pronto. Hoy asisto a la clausura del 21 Congreso nacional del PP y me acuerdo de toda una vida de congresos, empezando por mi primero, en febrero del 93, al que llegué sin ser compromisario y nadie reparó en mí, excepto aquel conversador impenitente que fue Joaquín Calomarde. Por entonces, no había selfis y los maletillas nos conformábamos con que los maestros nos mirasen.

Congresos hay de muchos tipos, de aclamación y guerracivilistas, pero, después de tanto tiempo, uno tiene la sensación de que siempre vamos los mismos, aunque cada vez más viejos. Hay muchos jóvenes, claro, como yo cuando era invisible, pero no han participado en las batallas de vida. Creo que el PP es mi segunda familia y sus congresos nuestras cenas de Nochebuena: añoramos a los abuelos, esquinamos a los cuñados y volvemos a preguntar su nombre a los sobrinos. Tengo que escribir una novela sobre una pareja que sólo se encuentra en el congreso del PP, porque la vida del político transcurre así.

Tengo que escribir una novela sobre una pareja que sólo se encuentra en el congreso del PP

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