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La pica

Miedo da el laberinto mental de Pedro Sánchez

Sábado, 17 de mayo 2025, 23:56

La desgraciada poetisa norteamericana, Sylvia Plath, le pedía a su marido, el empotrador Ted Hughes, también egregio poeta, que se acordara de fechar sus cartas de amor porque, aspirando los dos a la inmortalidad literaria, algún día alguien las iba a publicar. Hoy, esta sugerencia deberíamos tenerla en cuenta todos, seamos o no celebrados poetas, y no escribir en el móvil nada que no queramos ver un día difundido. O lo contrario, redactar nuestros wasaps mirando al tendido y a lo eterno, conscientes de que la intimidad ya no existe. Porque a las palabras se las lleva el viento, pero a los mensajitos no, esos se quedan en la nube esperando ser vistos por alguien más que su destinatario. En este tiempo desnudo de pudor, los malos caen en manos de la policía por la ubicación de sus móviles, los padres geolocalizan a sus hijos adolescentes del mismo modo, las parejas infieles son cazadas al vuelo por los textos encendidos que se envían, Hacienda nos monitoriza gracias a los pagos que hacemos con el teléfono y se sufren estafas por responder sin ton ni son a cuanto llega a nuestras bandejas de entrada.

El móvil se ha convertido en el espía que nos tienen puesto los cónyuges celosos, los padres controladores, los ladrones modernos, los bancos avaros y el Gobierno sacamantecas, pero ninguno dejamos de usarlo sin precaución alguna. Es de idiotas. Con el móvil en la mano parecemos un mono afeitándose a navaja, los wasaps no desvelan lo que decimos, ¡sino lo que nos pasa por la cabeza! Se entiende mal, por eso, que Pedro Sánchez no escarmentara con el robo de su intimidad por el sistema Pegasus, que tanta autonomía le ha restado a la política exterior española, y siguiera mensajeándose, prescindiendo de toda prudencia, con los más sinvergüenzas del trapicheo nacional: o el presidente es un incauto o forma parte de la banda, sólo esas dos posibilidades explican tanta despreocupación. Porque yo pregunto: si esto es lo que tiene Ábalos, ¿qué no tendrá la «potencia extranjera» que copió con un gusano informático casi 3 GB de información privada del teléfono de Sánchez? ¿Y qué libertad le queda al presidente ante quien lo tenga cogido por ahí?

Leer los wasaps que se están publicando estos días es como ponerle subtítulos a una película muda cuyo argumento estaba claro o como leer el pensamiento del ventrílocuo, nos muestra algo más que los diálogos del personaje, nos introduce en su cerebro. Y qué quieren que les diga, en el laberinto mental de Sánchez se está como de mirón en la carnicería, ahí el único no despiezado es el del hacha. Miedo da.

Los wasaps no desvelan lo que decimos, ¡sino lo que nos pasa por la cabeza!

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