Perdidos
Qué te llevarías a una isla desierta? Google, el buscador de los boomers, responde: «una lanza, una red de pescar, una caja gigante de cerillas». ... ChatGPT, refugio de la generación Alfa, tampoco se lo piensa: «un cuchillo multifunción, un encendedor tipo ferrocerio (porque no se agota como los de gas), una tela mosquitera y un libro muy largo». El libro más largo del mundo, ideal para cruceristas, es -según el Guinness de los récords- En busca del tiempo perdido. El volumen de Proust, de 2.700 evocadoras páginas, resulta perfecto para náufragos de todo tipo: para filosofar, para debatir, para quedarse dormido a la luz del ocaso en una isla plana y boscosa del Pacífico, para hacer aviones de papel y encender el fuego, para contar caracteres, golpear un cocotero y jugar a la sopa de letras como si no hubiera mañana. Acudo a Reddit, la comunidad más grande de aficionados a temas especializados e insólitos. Un lugar perfecto para perderse. Y para perder el tiempo. ¿Qué te llevarías a una isla desierta? «Un arma (para protección), un libro de cocina (aunque probablemente no encontraría la mitad de los ingredientes) y una tienda de campaña». Claro efecto MasterChef. Otro se queda a medio camino entre El equipo A y La jungla de cristal: «Un camión de los que se usan para abrir caminos, un avión, combustible por si acaso, un GPS y un celular con señal». Y, por supuesto, la casa prefabricada con placa solar.
La pregunta-meme de los noventa ha perdido su filo y la isla desierta su poder evocador y revelador. ¿Qué fue de la imaginación, del juego y el romanticismo? De los soñadores, los visionarios. De Cervantes, de Jonathan Swift. Del concepto de supervivencia emocional, de nuestro mundo interior, de la búsqueda y los anhelos. De la fotografía que revela apego; apego a los recuerdos, a las personas. El cuaderno, la guitarra. Un poema. Tomada en su literalidad, la pregunta resulta hoy anacrónica. La respuesta, pragmática, reflejo de la sociedad en la que vivimos. Isla es sinónimo de tentación, pesca, conflicto y exhibición. Más que aventura, es negocio: lujo asequible en el Caribe, mantel de lino de alquiler por horas, con Wi-Fi incluido y menú gourmet. Somos prisioneros de la eficiencia y la gestión, de las pantallas y las redes. Del miedo al final incierto y a vivir en la zona gris. Y a dudar de todo y de todos. ¿Dónde encontrar un respiro? Aventura, belleza, valores, poesía, misterio, resonancia. Una tarde cualquiera, en una terraza. Y, en la contraportada del diario, en la mirada de Txema Rodríguez: singular, introspectiva y valiente. Merecido Premio Mingote 2025.
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