Del hashtag al algoritmo
Han pasado quince años desde la llamada 'Primavera árabe', un estallido social en varios países árabes que se hizo global en las redes. El movimiento ... se frenó al poco tiempo, cayeron algunos líderes. Sin embargo, aprendimos importantes lecciones sobre las redes sociales. La primera, que la comunicación en red da poder a la comunidad. La segunda: que los universos analógico y digital no están divididos, se retroalimentan. Que un bonzo -Mohamed Bouazizi, un vendedor ambulante tunecino que se prendió fuego en 2010-, puede encender las redes, generar manifestaciones y elevar la agenda mediática, y vuelta a empezar. Que todo marca la narrativa.
Quince años después, no sabemos cómo aprovechar estas lecciones: reina la incertidumbre entre los analistas políticos. Pero sí sabemos que el poder de las redes y de la comunidad que anunció la primavera árabe ha venido para quedarse. Los usuarios utilizan hoy las redes principalmente para conectar con otros y entretenerse. También para informarse: ya es la tercera motivación de los usuarios. Hablamos de más de cinco mil millones de usuarios activos y de casi dos horas y media de consumo diario. No sorprende que las plataformas sociales ganen peso año tras año en las estrategias de comunicación política.
Otra cosa es averiguar lo que funciona y lo que no. Twitter (hoy X) ha perdido fuelle como fuente de información tras su compra por Elon Musk en 2022. Aun así, cualquier titular relevante se traduce en hashtag al instante: «La UCO ocultó un audio en el que Aldama desvincula a Begoña Gómez del rescate de Air Europa» entra en los trending topic, al segundo, como #Aldama, un contrapeso de #Begoña: una invitación a amplificar y revertir la narrativa con la vista puesta en el adversario. Aunque Aldama desmienta la información, poco importa: el hashtag sigue creciendo. La capacidad de enmarcar de Twitter es su gran activo. Pero, ¿quién marca la agenda?
El poder de las redes y de la comunidad que anunció la primavera árabe ha venido para quedarse
El pescado se vende hoy en TikTok, los podcasts y YouTube. Estas plataformas encarnan el poder creciente de la comunidad, nivelado por el marketing y los algoritmos. TikTok se ha convertido en amplificador y aliado de los programas nocturnos de humor de la televisión estadounidense, el último reducto de los críticos hacia la administración Trump. No es solo entretenimiento: la cancelación del show nocturno de Stephen Colbert, veterano y conocido cómico, tras un acuerdo de Donald Trump con Paramount, dueña de la cadena CBS, se ha convertido en trending topic, con millones de visualizaciones. Aunque la revolución digital se ha ralentizado, la tracción de las plataformas es feroz.
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