Es peligrosa la amistad de Santiago Abascal con los líderes de extrema derecha como Viktor Orbán, Vladimir Putin y Donald Trump. Con ellos comparte una ... visión de las relaciones internacionales basadas en la confrontación y la competencia entre naciones. Una relación que socava la cooperación política multilateral y pacífica entre naciones, sostenidas por la Unión Europea. Intereses compartidos entre los cuatro con consecuencias negativas para la estabilidad geopolítica de Europa, una política prioritaria de la derecha española desde la Constitución de 1978 y la posterior integración de España en las Comunidades Europeas y en la OTAN en la década de 1980.
La actual posición política de Vox en el contexto internacional discurre a contracorriente de los intereses de la Unión Europea y sus compromisos atlantistas. Se torció su trayectoria con el giro radical tomado por Vox después del 9 de junio de 2024, tras las elecciones europeas. La decisión tomada por la Comisión Ejecutiva Nacional de abandonar el Eurogrupo de Conservadores y Reformistas liderado por Giorgia Meloni por el de Patriotas, liderado por Viktor Orbán y Marie Le Pen, marcó un antes y un después en su línea política. No son comparables las posiciones de Meloni con las de Orbán; ella es atlantista y él prorruso.
Los cuatro comparten una visión del mundo antiliberal, nacionalista radical y abiertamente populista. Abascal ha expresado públicamente su admiración por Vicktor Orbán, alabando sus políticas anti-inmigración derivadas de la teoría de la Gran Sustitución, con sus consecuencias islamófobas. Esta sintonía ideológica se traduce en un apoyo mutuo en el Parlamento Europeo, con el líder húngaro ofreciéndole al español una plataforma internacional de la que carecía antes, como es la presidencia de Patriotas. La conexión entre los cuatro se vuelve aún más inquietante cuando se analiza su posición ante la invasión de Ucrania por Rusia y la solución pacífica del conflicto. Inicialmente Vox criticó la política de la Unión Europea en Ucrania, argumentando que la Unión prioriza la confrontación con Rusia en lugar de buscar una solución diplomática. Si eso es así, ¿para cuándo la condena de Abascal a la humillación reciente sufrida por Zelensky, el presidente de Ucrania, en el Despacho Oval por parte de Trump?; o ¿cuándo romperá su silencio ante el rechazo ruso a los acuerdos de la Cumbre de Londres suscrito por las potencias europeas?
A su vez, Trump sostiene que podría haber negociado un acuerdo de paz rápidamente, sugiriendo que la administración Biden no supo gestionar la situación. Su enfoque se centra en la necesidad de un liderazgo fuerte para alcanzar un acuerdo de paz con Putin, siempre y cuando exista un acuerdo de cesión por Ucrania de la explotación mineral de las Tierras Raras.
Putin, por su parte, justifica la invasión como una medida de protección de los intereses de seguridad rusos y la población rusófona en Ucrania. Aunque sus objetivos son claramente expansionistas y contrarios a derecho internacional, su discurso busca legitimar la necesidad de negociaciones directas USA-Rusia que tengan en cuenta sus demandas, marginando a la Unión Europea. Pero no nos engañemos, si Abascal comparte las posiciones de Orbán, Putin y Trump, también participa en la idea de marginar a la Unión Europea en la solución del conflicto, promoviendo los intereses geopolíticos de Rusia.
La admiración de Abascal por Trump es evidente en su retórica y en su estilo político. Ambos comparten un discurso radical, de carácter populista, y una crítica feroz a los medios de comunicación. La victoria de Trump en 2024 ha sido celebrada por Vox como un triunfo propio y una señal de que el populismo conservador puede tener éxito en Occidente. La primera presidencia trumpista estuvo marcada por la polarización política, la desinformación y el cuestionamiento de las instituciones democráticas; políticas importadas en su segundo mandato. La unanimidad que manifiesta Vox con las iniciativas de Trump plantea serias dudas sobre el modelo que pretende importar actualmente a España.
La convergencia de intereses políticos entre Abascal, Orbán, Putin y Trump representa una amenaza. La defensa de un nacionalismo excluyente, de carácter islamófobo, la promoción de la desinformación, o el ataque a las instituciones de la Unión Europea, son políticas compartidas por Vox y extrañas en la tradición reciente de la derecha española. Resultan contrarias, además, a los valores de la Constitución Española y los Tratados Internacionales suscritos por España en el marco europeo y del Atlántico Norte. Es crucial ser consciente de estos peligros por todos aquellos que nos situamos políticamente en la derecha constitucional, europeísta y atlantista. Entender que las relaciones entre Abascal y figuras como Orbán, Putin y Trump a raíz del giro radical de Vox en junio de 2024 con las elecciones al Parlamento Europeo, no son casuales ni inocuas, sino más bien peligrosas.
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