El Gran Reemplazo y la perspectiva del Papa Francisco
Elisa Núñez Sánchez, exconsellera de Justicia e Interior de la Generalitat Valenciana
Jueves, 24 de abril 2025, 23:07
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Elisa Núñez Sánchez, exconsellera de Justicia e Interior de la Generalitat Valenciana
Jueves, 24 de abril 2025, 23:07
La inmigración ha sido un tema candente en las últimas décadas polarizando opiniones y generando tensiones en el debate público. Una cuestión también presente en ... Cónclave, la película escrita y dirigida por Peter Straughan y Edward Berger respectivamente a finales de 2024, y recordada estos días mientras estamos pendientes de la elección de un nuevo Papa. En una de sus escenas finales observamos dos posturas enfrentadas en torno a la cuestión migratoria que, en el mundo profano, pueden resumirse en la Teoría del Gran Reemplazo promovida por sectores de extrema derecha, especialmente por el Eurogrupo Patriots presidido por Santiago Abascal, y la postura humanitaria sostenida por el recordado Papa Francisco, quien defendió la dignidad de los migrantes desde el inicio de su papado con la visita pastoral a los centros de acogida en la isla de Lampedusa.
La Teoría del Gran Reemplazo mantiene que las poblaciones autóctonas de Europa están siendo reemplazadas por inmigrantes, principalmente de origen musulmán, debido a políticas migratorias excesivamente permisivas. Esta teoría, popularizada por el escritor francés Renaud Camus en su libro Le Grand Remplacement, ha sido adoptada por diversos movimientos de extrema derecha en Europa y América del Norte; ejemplo de ello son la Hungría de Vicktor Orbán y la administración Trump en Norteamérica. Sus defensores argumentan que este fenómeno no solo amenaza la identidad cultural europea y occidental, sino que también representa un peligro para la seguridad pública y la estabilidad social. Los seguidores de esta teoría utilizan una retórica alarmista que apela a temores sobre la pérdida de valores tradicionales, el aumento de la criminalidad y la fragmentación social. A menudo citan estadísticas sobre el crecimiento demográfico de las comunidades inmigrantes, interpretándolas como una evidencia del reemplazo inminente. Esta narrativa ha encontrado eco en partidos políticos como Vox, especialmente desde su giro radical tras las elecciones europeas de junio de 2024, que han capitalizado el miedo a lo desconocido, promoviendo políticas que fomentan un clima de hostilidad hacia quienes no nos son cercanos o vienen de tierras lejanas, con costumbres, modos de vida y hábitos distintos a los nuestros; como señaló Su Santidad en su último comunicado tras reunirse con JV Dance, Vicepresidente de EE UU.
En contraste con la visión alarmista del Gran Reemplazo, el Papa Francisco adoptó una postura profundamente humanitaria respecto a la inmigración. Desde su acceso al papado en 2013, hizo hincapié en la importancia de acoger a los migrantes y refugiados como parte integral de la misión cristiana. En numerosas ocasiones, habló sobre la necesidad de no verlos como amenazas, sino como iguales que buscan una vida mejor, e instó a los líderes mundiales a adoptar políticas más inclusivas y humanitarias hacia ellos. En su mensaje en la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado de 2021, subrayó que cada migrante tiene una historia que contar y enfatizó la responsabilidad colectiva de proteger sus derechos. Esta visión se basa en principios cristianos fundamentales tales como el amor al prójimo, la caridad y el respeto a la dignidad, considerando que toda persona es Imago Dei.
A diferencia de la narrativa del Gran Reemplazo, que fomenta el miedo y la división, el mensaje del Papa Francisco promueve un diálogo constructivo sobre cómo integrar a los migrantes en las sociedades receptoras, en especial a los menores. Su insistencia en ver a los migrantes como parte de la familia humana busca desafiar los estigmas asociados a ellos y fomentar un sentido universal de unidad.
Las diferencias abismales entre ambas posturas tienen consecuencias significativas, tal y como saca a relucir Edward Berger en la película Cónclave. Mientras uno de los cardenales defiende la retórica del Gran Reemplazo con un discurso que alimenta el extremismo y los actos de violencia contra los inmigrantes a la par que también puede afectar a las comunidades de acogida al generar divisiones sociales profundas; otro, recogiendo la postura del Papa Francisco, ofrece un camino hacia el encuentro y entendimiento mutuo que será decisiva en la votación final para la elección del nuevo pontífice.
El debate sobre inmigración entre la Teoría del Gran Reemplazo y la acción pastoral del Papa Francisco refleja las tensiones profundas en la opinión pública respecto a la cuestión migratoria. Mientras la primera se basa en el miedo y la división, la segunda aboga por la humanidad y acogida sin reservas. Como católica considero que en un mundo cada vez más interconectado, es crucial adoptar enfoques que promuevan la inclusión y reconozcan el valor humano detrás de cada historia migrante como así lo consideraba el Sumo Pontífice. Solo así podremos juntos construir sociedades más justas, fraternas y cohesionadas, que es la aspiración de universalidad de la Iglesia Católica. No lo olvidemos.
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