Sí se puede, señores socialistas, de verdad
Los que pueden y deben hacer cambiar esta oprobiosa situación son los propios socialistas de bien. Me consta que los hay, y muchos
EDUARDO BENLLOCH GARCÍA
Jueves, 19 de junio 2025, 23:54
Hace algún tiempo tropecé con una antología del filósofo Emilio Lledó ('En torno al «bien ser»') y su juego de palabras: bienser frente a bienestar. ... Mostraba que no podemos quedarnos en el bienestar, si con palabra que inventó él, tratar de conseguir plenamente el bienser, que definía como «el impulso hacia lo mejor en el trayecto personal, profesional y social y que se fundamenta en la verdad, la justicia, la belleza, la honradez, la solidaridad y el amor». Todo un programa teniendo en cuenta que el bienser presupone el bienhacer, ser bienhechor, y en su falta se cae en el malhacer, es decir, en ser un malhechor (el que hace mal).
Si analizamos lo que está pasando en nuestro país, desde esta óptica, sugerida por E. Lledó, debemos concluir que nuestro actual Presidente del Gobierno, había alcanzado un aceptable bienestar, pero con los hechos y datos que se van conociendo de sus actos y, todo sea dicho, de las pesquisas de periodistas, jueces y policías, su situación está lejos de poder considerarse un pleno bienser. Es más, hay base para suponer que lo suyo no ha sido un completo bienhacer. No es posible, pues, ponerle la etiqueta de ser un bienhechor. Por el contrario, aparecen datos de que puede caer, o haber caído, en casos de malhacer. Y eso ya puede situarlo en otro nivel completamente diferente al bienser.
Me parece que los que tienen que dar el paso, ahora, son los diputados socialistas. No cabe otra si de verdad no quieren seguir siendo cómplices de la corrupción sanchista, que dejar de serlo, o apoyarlo, y volver a ser socialistas sin más, amantes de la verdad, incapaces de aliarse con separatistas y xenófobos, y defensores de la igualdad de los españoles ante la ley. Y con ellos, o tras ellos, todos los demás.
Joaquín Leguina ha escrito: «O Pedro Sánchez acaba yéndose o los viejos socialistas acabamos políticamente con él, exigiendo que convoque elecciones o que dimita» (The Objetive 13/6/25). Con todos mis respetos a persona tan destacada no puedo estar de acuerdo en que tengan que ser los «viejos socialistas» los que desplacen a Sánchez. Pueden, y deben ser, todos los socialistas, si es que lo son de verdad, los que lo hagan. Los actuales y los «viejos». Lo deben a la sociedad española, so pena de continuar dando pábulo a las mentiras de todo tipo y a la situación a la que nos tienen sometidos los sanchistas y sus interesados aliados, que podrán, a su vez, presumir de cualquier cosa menos de bienser. No puedo creer que todos los votantes de los socialistas estén de acuerdo con los planteamientos políticos e incumplimientos de las promesas electorales, no meros cambios de opinión sobrevenidos, que estamos padeciendo.
Un inciso. También es verdad que no todos los que forman parte de un partido son siempre «trigo limpio». Un socialista de siempre, años ha, me dijo un buen día: «ya era hora de que nos tocara a nosotros». Entonces no lo entendí bien. Y por ahí se empieza, o se empezó, hace muchos, muchos años. Siempre hay algún brote de cizaña (cosa mala que surge entre otras buenas a las que estropea; María Moliner), aunque sea pequeño, entre el trigo.
Los que pueden y deben hacer cambiar esta oprobiosa situación son los propios socialistas de bien. Me consta que los hay, y muchos. No sé a qué o por qué tardan. No puede ser que haya que esperar a que sean los ciudadanos comunes los que tengan que levantarse en contra de la deriva autocrática, que pretende seguir ocupando el poder. Porque el gobierno que ahora ocupa el poder es eso, un ocupante que está al margen (o al menos en los márgenes, si Vds. lo prefieren) de la Constitución, por incumplimiento unas veces e interpretaciones extemporáneas de la misma otras, que voces autorizadas han manifestado reiteradamente, y por diversos motivos.
Yo no milito, desde hace años, en partido alguno, ni siquiera como decía Fernando Aramburu «en el PPES, en el Partido de los que Prefieren Estar Solos» (Los vencejos), lo no quiere decir que no esté preocupado, dolido y avergonzado de la situación por la que pasa nuestra España, que sí tiene remedio, sí.
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