El decreto papiro

Se pretendía aplicar un incremento del impuesto a la banca y las compañías energéticas. Cada uno se apresura a dar su versión. Era un decreto trampa según el PP.

De todos modos, la presión de quienes podrían verse afectados por el incremento la imagino poderosa.

En el rollo del decreto, que tendría forma de papiro - el papiro no era lo suficientemente flexible como para doblarse sin agrietarse y se requería un rollo largo, para crear textos de gran volumen- se intuyen acciones que van más allá.

Ahora es cuestión de eso que se llama «el relato» y cada uno lo cuenta como le conviene. Unos como el Gobierno señalan como insolidarios a los de Junts y al PP y se habla de «delito social» según los socialistas.

Los del PP se desmarcan y no quieren que caiga sobre ellos la culpa y proponen un decreto que contenga solo la ayuda al transporte y la aplicación de la subida a los jubilados. El tiempo pasa y los ciudadanos estamos inmersos en un tsunami informativo hasta el extremo de pensar que todo es falso.

¿Quién tiene la culpa? Yo creo que Junts se frota las manos, y Puigdemont se toma un vodka en Waterloo. A lo mejor le sirve para obtener de la banca un crédito blando y un agradecimiento de las compañías de energía.

No solo tenemos al fiscal general y demás miembros de su entorno como el hermano del presidente buscando su despacho en Extremadura. Tenemos una oposición que deja mucho que desear y no solo por este Feijoo que baila como dice que puede. Viene de atrás. Se puede oír ruido de militantes a la zaga. Y los que votamos estamos a la «luna de Valencia». Esperamos «relatos» creíbles. Es difícil.