El peligro del ansia viva
El PSPV debería esforzarse en contener su frustración ante la imposibilidad de que Mazón haga lo que ellos quieren y el ciudadano disponga de libre albedrío
Las señales que emite el PSPV desde su cúpula autonómica confirman los cambios de estilo y espíritu ya insinuados a través del modo en ... que se decidió la renovación de su liderazgo. Si muchas cosas malas tiene la guerra de taifas habitual entre los socialistas valencianos, con familias, corrientes, subfamilias, sectores, afines... no menos defectos tiene que Ferraz te diga quién lidera la federación, cuándo, cómo, dónde y a partir de qué hora. Se produce una paulatina desconexión de las bases y una creciente dependencia del núcleo irradiador de las decisiones supremas.
En Madrid es todo muy caníbal y desde hace tiempo expande su voracidad hacia las periferias. Ese modo capitalino de hacer política con la cartuchera siempre repleta de balas de plata y vaciando cargadores hacia todo lo que se menea va calando. Y cuanto más apurados están en la sede central, peor para todos. Eso ocurre en política pero también en el resto de sectores. Como el sanchismo anda tenso, con el baile de San Vito en el cuerpo, lo transmite a la acción política del PSPV a través de una ministra con vocación de embajadora del líder y de ese estilo de elefante alfa avasallando en la cacharrería.
Ese ansia viva del PSPV que se acentúa ahora le empuja a protagonizar situaciones verdaderamente desconcertantes. Y peligrosas. ¿Será que los socialistas dan por seguro que Mazón no irá a la procesión cívica del 9 d'Octubre y pretenden patrimonializar esa posible decisión del presidente de la Generalitat? ¿O será que la frustración por ver que el jefe del Consell no se va les fuerza a dar pasos en falso para ir chapoteando de charco en charco, en plena 'oscarpuentización'?
Los dos grandes partidos se sienten hegemónicos incluso cuando pierden elecciones. Tanto en el PSOE como en el PP consideran que acaparan el sentido común y el sentir popular del país. Es como ser del Real Madrid o del Barcelona, que crees que los demás no son de otros equipos, sino que solo van contra el tuyo, que es bueno y verdadero, garante de las esencias futbolísticas. Gracias a esa visión se puede ir por la vida dando y quitando carnés de cualquier cosa. Ahora el PSPV se muestra muy agraviado porque entiende que enarbola el sentimiento de los valencianos que critican la gestión de Mazón en la dana, que ciertamente son muchos. Otra cosa es que todos ellos votasen alguna vez al PSPV, en esta vida, en la pasada o en las venideras. Sin embargo, esa dispersión del voto no la contemplan los socialistas. Se ven a sí mismos como el todo, y no una parte, una gran metonimia, aunque se comporten como un gran meme. Por sentirse tan dueños de la razón, la realidad ni la entienden ni de aceptan. Porque son muchos los valencianos que consideran que Mazón debería haber dimitido. Yo, por ejemplo. Pero es mi opinión, no su obligación. Faltaría más, que diría el propio Mazón, que al seguir en el cargo parece que le rompe los esquemas al PSPV y la tabla de los mandamientos a dios nuestro señor, aunque su permanencia no haga gran mella en la marca del PP, que para eso ya está Vox. Todo demasiado contrario a los planes socialistas, que al ver que la realidad no encaja con sus deseos se carga de frustración. Importante es, como signo de madurez, canalizar ese compendio de insatisfacción y enfado. Decir que Mazón provoca, con su presencia en la procesión cívica del 9 d'Octubre, no favorece la convivencia democrática que nace de los votos y las mayorías parlamentarias. La realidad hay que aceptarla y luchar por cambiarla. Con argumentos, no con gasolina.
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