Surfeando el cinismo
El Gobierno también prefirió en esa ocasión mantenerse calculadamente al margen
La izquierda ha vuelto a ganar eso que ahora llaman «la batalla del relato». Aunque lo peor no es tanto esto como que la ola ... de indignación contra Mazón la estén surfeando unos cargos del PSOE que deberían ser considerados corresponsables de lo que sucedió el 29 de octubre de 2024 y, sobre todo, del abandono criminal de los días posteriores. Por supuesto que el máximo culpable de que los ciudadanos de las poblaciones arrasadas por la riada no tuviesen ninguna oportunidad, por pequeña que ésta fuera, de poner a salvo sus vidas y bienes se llama Carlos Mazón; y que éste ya no debería ocupar la primera magistratura autonómica valenciana. Ahora bien, si el esfuerzo de la oposición al PPCV ha obtenido un éxito mediático, el electoral está por ver, se debe más a otros factores diferentes: la habilidad del izquierdismo para agitar la calle y la incorporación al imaginario popular de la idea, inducida por Pedro Sánchez durante la pandemia de Covid-19, de unas autonomías plenipotenciarias que simple y llanamente no existen. Hay quien en estos días, con afán acusatorio unidireccional, reproducen los mensajes publicados por la AEMET advirtiendo de la posibilidad de precipitaciones especialmente fuertes en las zonas que serían fatalmente golpeadas, pero obviando que aquellas advertencias interesaban a lo que la Ley de Seguridad Nacional denomina «varios ámbitos geográficos» y a todas las administraciones públicas. En ese preciso momento el Gobierno central tuvo la oportunidad de declarar «la situación de interés para la seguridad nacional» y asumir «la dirección política y estratégica de todas las actuaciones» en una situación análoga a la que se produjo cuando varias regiones se vieron desbordadas simultáneamente por los grandes incendios forestales desatados el pasado verano. El ejecutivo central también prefirió en esa ocasión mantenerse calculadamente al margen. Pero es que ya desencadenada la tragedia en el sur de la provincia de Valencia, el Gobierno tuvo de nuevo la posibilidad de asumir el mando supremo de las operaciones mediante acuerdo de su consejo de ministros cuando el ejecutivo autonómico encabezado por Mazón comenzó a dar muestras de una incapacidad técnica, material y psicológica para afrontar la contingencia de extrema gravedad. Porque existe una contradicción crítica en utilizar como argumento político de oposición la parálisis del Consell y admitir a la vez que se asistió a las reuniones del CECOPI como un pasmarote. Mucho más cuando en todo momento tuvieron al alcance los mecanismos jurídicos para apartar a la Generalitat de la dirección de la emergencia. Recuerden, los mismos que en 2020 retrasaron la intervención profiláctica contra el coronavirus y que se aseguraron de que jamás se publicara una cifra exacta de fallecidos susceptible de ser serigrafiada en una camiseta.
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