Malos, peligrosos y sin glamur
No es de extrañar que a The Times se les ocurriera motejar a Pedro Sánchez como 'Teflon Don'
Este fin de semana pasado me dio por ver una película de mafiosos. Mi primera opción era 'The Alto Knights', una producción de la Warner ... Bros de este mismo año sobre los hampones neoyorquinos Frank Costello y Vito Genovese protagonizada por Robert de Niro. Pero como quiera que para verla necesitaba de una suscripción adicional a la plataforma de streaming y el horno no está para bollos, en parte por culpa de esos dineros que el Estado nos detrae para Educación, Sanidad y señoritasquesenrollanquetecagas, me conformé con un título alternativo: 'Gotti', un film de 2018 de factura menor protagonizado por un John Travolta que, en mi modesta opinión, está magnífico. Este largometraje repasa la biografía del mafioso Jonh Gotti, desde su entrada en la familia Gambino como soldado hasta su muerte, ya como capo, en 2002 víctima de un cáncer de garganta mientras cumplía cadena perpetua por múltiples delitos. El más destacado, el asesinato a tiros del jefe de la familia Gambino, Paul Castellano, y el de su guardaespaldas Thomas Bilotti en diciembre de 1985 cuando ambos se apeaban de un Lincoln Town Car negro estacionado frente al restaurante Sparks Steak House de Manhattan. Este doble homicidio, que él mismo supervisó a unos metros de distancia desde otro automóvil, le aupó a la más alta jefatura de la estructura criminal de la que él era caporegime. Pero si por algo se caracterizó John Gotti fue por su cuidadísimo peinado, una forma de vestir extravagante y elegante y un gran carisma a lo Pablo Escobar que le granjeó el apodo de 'Dapper Don' (Don Elegante) y la admiración del populacho de las barriadas donde los Gambino habían desplegado su influencia. Aunque ese apodo relacionado con su estilismo no sería el que pasaría a la historia como el más definitorio de su carrera criminal. El bronxite, que tenía la habilidad de salir airoso de los embrollos judiciales con la manipulación de testigos y jurados, fue considerado un intocable hasta 1992. Fue gracias a esta capacidad resbaladiza que la prensa de la Gran Manzana acabó bautizándolo como 'Teflon Don' (Don Teflón), en referencia a la propiedad antiadherente de ese material. No es de extrañar, pues, que a los redactores del editorial del periódico británico The Times se les ocurriera hace poco motejar a Pedro Sánchez de idéntica manera. Claro que, aparte de constituirse como una seria amenaza para la democracia, sus denodados esfuerzos por esquivar la acción de la Justicia, unas ciertas maneras gansteriles y una cualidad indisimulada de petimetre, la égida del madrileño, empapada de la zafiedad de los puteros de polígono, está muy lejos del glamur estético y literario de aquella mafia italoamericana que inspiró a autores como Mario Puzo.
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