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Nunca más

ANTONIO BADILLO

Lunes, 30 de junio 2025, 23:42

En París alfa y omega van de la mano, así que a nadie sorprendió que en cuestión de minutos aquel cielo embustero pasara de solear ... la escalinata del Sacré Coeur, música bohemia con el turismo hechizado a sus pies, a descargar una fina lluvia aguafiestas. Lo impensable, al menos para este desinformado guiri, es que por esas cuatro gotas fueran a irrumpir en su postal dos mastodónticos seguratas dispuestos a desalojarlo del lugar a gritos, temerosos de que acabaran volviéndose toboganes los peldaños descendentes hasta el dédalo de Montmartre. En tales circunstancias, «allez allez», robarles una última foto, el centenario carrusel y al fondo la gran basílica blanca, fue una proeza. Ya de regreso al hotel, metro en Anvers, RER a Versailles Chantiers tras café y transbordo en Notre-Dame, despejó el móvil las incógnitas. Resulta que llevaba la ciudad de la luz todo el día en alerta amarilla por riesgo de tormenta eléctrica, y cuando las nubes se pusieron bordes las autoridades lo hicieron más. Mejor una mala cara a tiempo que el lamento tardío y estéril.

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