Secciones
Servicios
Destacamos
La ministra Sira Rego propone rebajar la edad de voto hasta los 16 años, sin calcular que los nuevos jóvenes de la ESO están tan ... hartos del 'wokismo' y el feminismo de la diferencia que se inclinarán por las derechas populistas. La propia ministra es consciente de que, aunque hay pocas probabilidades de éxito, al menos la opinión pública descubrirá el sentido de su ministerio florero. La iniciativa puede ser interpretada como una propuesta electoral pero también puede ser pensada como explicación de la infantilización de la vida pública, en general, y de la vida cultural en particular. El ciclo de la vida ha cambiado, las etapas se amalgaman en la infancia, hay miedo a la madurez y cada vez son más numerosas las prácticas culturales que nos tratan como niños caprichosos, instalados en la inmediatez digital del 'me gusta'. Por si alguien tuviera alguna duda y no supiera cómo describir el proceso, hay un criminólogo profesor en la Universidad de Copenhague que nos puede ayudar. Keith Hayward ha estudiado durante más de veinte años el fenómeno y ha publicado un interesante libro con el título 'Infantilizados: cómo nuestra cultura acabó con la madurez'. Aunque muchos lectores esperarían que analizara la política de Zapatero-Bambi o las propuestas comunicativas de infantilización del gobierno Sánchez, el libro nos ofrece un enfoque mucho más global del problema. Las élites socio-políticas están ofreciendo una forma paternalista de comunicar, basada en emociones, en vibraciones sentimentales que evitan los argumentos, los debates razonados y la responsabilidad o el perdón.
No evita explicar la infantilización desde la psicologización de los problemas y el desarrollo de sociedades dominadas por la industria de la psicoterapia, sociedades medicalizadas donde la salud mental se convierte en la clave interpretativa de lo que nos sucede. La infantilización es una regresión porque en lugar de invitarnos a la autonomía, a que nos comprometamos, afrontemos los problemas y promovamos hábitos de responsabilidad, nos invitan a validar el capricho y normalizar la ansiedad. El engolosinamiento de las redes y el abuso del insulto muestran formas infantiles de comunicar, rabietas en las que desaparece la expresión calmada en la argumentación y la escucha activa del otro. También aversión al riesgo y necesidad de un estado policial digital que nos proporcione seguridad. Infantilización que comprobamos en los políticos que han transformado el debate de ideas en una 'eventocracia' donde el espectáculo y la simplicidad han sustituido al argumento y la complejidad. Su lectura nos recuerda el bien escaso de la madurez.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Destacados
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.