Elogio del autónomo en la economía real

AGUSTÍN DOMINGO MORATALLA

Viernes, 24 de octubre 2025, 23:48

Esta semana arrancó con una noticia económica relevante: la ministra Elma Saiz daba marcha atrás a la propuesta de subida de las cotizaciones para los ... autónomos, que el gobierno había anunciado la semana anterior. El gobierno amenazó con una nueva tabla de cotizaciones que incluía subidas, que irían desde los 17,37 hasta los 206,24 euros. Aunque la propuesta el ministerio estaba alineada con el RD 13/2022 que se ratificó después de una tramitación urgente solicitada por el PP y se aprobó en Cortes con 348 votos a favor, 1 en contra y 0 abstenciones, la presión de toda la opinión pública en general y de todas las asociaciones de los trabajadores autónomos en particular (ATA, Upta, Utae) ha conseguido paralizar la subida. En este contexto desconcertante, lo mejor es comentar el tema con los autónomos de la familia y del barrio.

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Entre los autónomos, Iván y Rut son un matrimonio que regentan 'Sahiala_cakes', una cafetería y repostería que ofrece meriendas a precios razonables. Al tener un nombre tan raro, les pregunté por el tipo de franquicia. Me dijo Iván que era un proyecto de pastelería que había puesto en marcha con las habilidades reposteras de Rut, especializada en realizar tartas y pasteles bautizados con nombres americanos curiosos como 'drip cakes', 'cupcaques', 'cakepops'. Cuando nos ofrece tartas, bizcochos o empanadas artesanales, nos recuerda que también las puede personalizar y hacerlas al gusto del cliente, lo que amplía las oportunidades del negocio y nos facilita las celebraciones familiares. También le pregunté de dónde sacaba las fuerzas para colocar una a una las mesas a las 8 de la mañana y retirarlas pasadas las 10 de la noche. Su respuesta literal fue sencilla: «Mis vitaminas son mi familia, mis hijos y las facturas».

Eso de que la familia, los hijos y las facturas sean los nutrientes de la economía del barrio nos recuerda la complejidad de una economía donde la digitalización, los porcentajes, las estadísticas y la especulación financiera van por un lado y el liderazgo servicial, la responsabilidad en los pagos, la atención esperada y la generación de confianza entre los vecinos van por otro. Aún tenemos recientes las prácticas de solidaridad vecinal que se produjeron durante la última riada y, sobre todo, la operatividad económica de un voluntariado que respondió sin consignas de partidos o sindicatos. Además, sin hacer números, cálculos o estadísticas. Se puso en marcha una economía básica y real de la que solo hablamos en las escuelas de negocios cuando nos referimos a la confianza, al servicio y los 'intangibles', ahora llamados capital social.

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