Dentro de unos días los responsables de Cáritas presentarán el IX Informe FOESSA sobre exclusión y desarrollo social. Esta fundación de Sociología aplicada y estudios ... sociales nació antes de que el CIS y Tezanos introdujeran sospechas razonables en el quehacer de la investigación social. Aunque los redactores de estos documentos también tienen unos sesgos epistemológicos de los que nadie estamos libres, la tradición de estos informes muestra tendencias no sólo preocupantes sino alarmantes. Este informe presentará datos escalofriantes que el gobierno y las élites políticas intentarán ocultar porque revelan que 9,4 millones de personas viven procesos de exclusión. Ratifica la gravedad del problema de la vivienda y subraya que la precariedad laboral muestra que tener empleo no garantiza salir de la pobreza y la exclusión. Eso sin contar el nebuloso horizonte que le estamos dejando a las futuras generaciones atrapadas en la inestabilidad, la vulnerabilidad y la falta de oportunidades.
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No sigo con los datos y las conclusiones porque ya habrá tiempo de entrar en detalle del anoréxico y anémico panorama moral que describe de nuestros hábitos democráticos. Si nuestras élites políticas y administrativas se hubieran tomado en serio los últimos informes que ha presentado FOESSA, no estaríamos a punto de redactar el epitafio de la clase media en España. Debemos advertir que el informe propone caminos para transformación basados en la interdependencia, el cuidado y la justicia social, también realiza ciertas propuestas para una sociedad más cohesionada y equitativa.
Para presentar el informe, los responsables han invitado a la profesora Joan C. Tronto y le han pedido que inaugure los debates con una conferencia titulada 'La democracia del cuidado'. Esta profesora de Ciencia política ha realizado investigaciones interesantes sobre la importancia de los cuidados en la urgente transformación de la democracia. Es interesante su propuesta porque se focaliza en los descuidos, las negligencias y los narcisismos egoístas que impiden la participación significativa de las personas, el compromiso cívico y el fortalecimiento de vínculos comunitarios. En el centro de su diagnóstico sitúa la erosión de la responsabilidad que se está produciendo cuando, en lugar de cuidar estos vínculos, el derecho o la economía cuidan las riquezas, estableciendo el triunfo económico-financiero como patrón social. Una erosión a la que se añade el proteccionismo de todo tipo como estrategia en la infantilización de la ciudadanía. Lo más grave es el diseño tecno-gerencial de todas las instituciones sociales y administraciones públicas, como si fueran máquinas de irresponsabilidad que desvinculan la ciudadanía y despersonalizan las instituciones. ¡A ver si alguien toma nota!
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