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EFE
Los zombis de Ábalos

Los zombis de Ábalos

El exministro importó la idea de Rus de regalar sueldos de las empresas públicas

A. Rallo

Valencia

Viernes, 7 de marzo 2025, 00:20

La historia. La corrupción siempre admite un grado de tolerancia mayor que la gestión de una catástrofe meteorológica y, luego, humanitaria. Y así debe ... ser. Un problema de dinero encuentra solución más allá de la vergüenza o el arrepentimiento del autor. Al contrario, no hay posibilidad de reparar 227 muertes. Tampoco existe consuelo para las familias. La lógica conjunción de ambos elementos en este escenario convulso, el de una legislatura que se atisba agotada, ha beneficiado al PSOE y, por extensión, también al PSPV para esconder algunas miserias. El caso Koldo, la denominación más ajustada parece ser ahora la del caso Ábalos, copia, de nuevo, unos de los elementos típicamente valencianos. Una de las explicaciones de por qué la Comunitat pareció atesorar todos los males de la corrupción reside en la singularidad de sus personajes y sus particulares modos. Lo de ser pioneros en determinadas prácticas. Su 'originalidad' en algunos casos o la repetición casi sistémica en otros. Aquí, por ejemplo, se habló de los zombis de Alfonso Rus. Personas que cobraban un sueldo público sin ir a trabajar por orden del dirigente de la Diputación. Una mecánica con la que mantener estómagos agradecidos y, en algún supuesto, casi como un acto de caridad colectivo, en el sentido que lo pagábamos todos. La modalidad encaja en la personalidad de Rus. De aquella práctica, germinada en la Diputación de Valencia, se ha evolucionado a la variante Ábalos, un zombi por duplicado por el hecho de lograr un empleo en dos empresas públicas para la joven con la que mantenía una relación sentimental. No se trata de un enchufe, de abrir una puerta, de facilitar un contacto, sino de trincar por no hacer nada. Una forma de ingresar 1.000 euros y no por caridad precisamente. Es la versión ampliada del pisito que en otras épocas se ponía a las compañeras no oficiales. Pero aquí también había residencia, en este caso, pagada supuestamente por un empresario beneficiado con adjudicaciones ilegales. Hay quien todavía no termina de creerse que Ábalos, toda una institución del socialismo valenciano -como Puig prácticamente no han hecho otra cosa que dedicarse a la política- haya participado en estos ilegales menesteres. Alfonso Rus fue condenado a cinco años de cárcel. De igual modo, los conocidos como zombis han sido castigados penalmente. Menudo papel para el partido socialista y para la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, explicar desde su puesto de número 4 y vicesecretaria de Igualdad la actuación personal del exvicepresidente. Pero esto hoy resulta casi ciencia ficción. Por eso, los intentos de la vicepresidenta Susana Camarero de abrir este debate son como un murmullo débil, apenas un susurro, en plena tormenta. No hay más pantalla que la dana, las víctimas y Mazón.

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