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EFE
Vicente Cotino, el Patek y Hacienda
El estado de los tribunales

Vicente Cotino, el Patek y Hacienda

Casi parecía obvio. Tras participar en Gürtel y Erial, ¿por qué no esconder parte del patrimonio?

A. Rallo

Valencia

Jueves, 8 de mayo 2025, 23:29

El análisis. El catálogo de personajes valencianos guarda una figura que quizá merece un espacio en esta ventana semanal. Se trata del empresario Vicente ... Cotino, factótum de Sedesa, partícipe absoluto de las grandes tramas de corrupción de la Comunitat: Gürtel y Erial. En el ejercicio de un papel, por otra parte, habitual en las redes de esta naturaleza: el de corruptor del cargo público. La noticia que esta semana publicaba LAS PROVINCIAS lejos de causar una enorme sorpresa -o quizá sí- parece más casi la inevitable consecuencia de una forma de ser y estar en el mundo. Aquel que camufló el pago de actos electorales del PP -lo confesó él mismo- y que participó en el amaño de las ITV -lo volvió a confesar el día del juicio- ¿por qué no iba a tratar de pagar menos a la Hacienda valenciana? En perspectiva se antoja, de hecho, como un comportamiento casi obligatorio, consecuente con sus antecedentes. Hubiera sorprendido más cierta pulcritud en sus declaraciones. Pero ideó, entre otras argucias, esconder al fisco una colección de relojes de lujo, valorada en aproximadamente 120.000 euros. Los hizo pasar como si fueran, en realidad, de su mujer. Fue descubierto. El TSJ ha desestimado esta semana sus alegaciones. Las piezas eran suyas, como invita a pensar la póliza de seguros, las características de los relojes y el testimonio de su expareja quien sí admitió unas joyas de regalo, pero nunca los relojes. Esa atracción de los empresarios al lujo se trasladó en su momento, en mayor o menor grado, a los políticos. Existe una diferencia. Mientras los beneficios de un empresario permiten ponerte en la muñeca piezas de 20.000 euros, en el otro bando, el de los 'servidores' públicos no llega. Da para vivir bien, pero insuficiente para caprichos de esa naturaleza. Así le pasó a Eduardo Zaplana cuya colección de relojes es más propia del almacén de una joyería que del armario de un particular. También lo vimos en Alfonso Grau, un auténtico apasionado de los relojes, a quien sorprendieron cambiando los regalos de otro empresario, el dueño de Transvia, por piezas de superior valor. Ojo, los presentes rondaban los 10.000 euros. No son casos extraordinarios. Regalos de relojes a políticos, así a bote pronto, vienen los casos de Milagrosa Martínez, expresidenta de Les Corts, -durísimo el castigo para la exconsellera- o el de Serafín Castellano, exconsellera de Gobernación. El sumario de Azud también recoge algún regalo, de alrededor de 3.000 euros, para Jorge Bellver. Hay un lema de una exclusiva marca de relojes, conocida también por los Cotino, que lleva 25 años de vigencia y dice algo así: «Nunca un Patek Philippe es del todo suyo, suyo es el placer de custodiarlo hasta la siguiente generación». A veces, conviene más proteger el legado de un apellido.

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